El hidrógeno como alternativa energética, ¿un arma de doble filo que multiplica la emisión de carbono?

En el año 2000 hubo un entusiasmo contagioso en el mundo por las energías renovables. El afán por un mejor planeta impulsó a gobiernos y economías a dar pasos agigantados y consolidados en las fuentes eólicas y solares. En 2020, en plena pandemia, la Unión Europea colocó presurosamente el hidrógeno en su agenda verde. La tecnología se ha difundido por sus amplias ventajas, ¿pero realmente es beneficiosa?

Expertos aseguran que el hidrógeno es un combustible limpio y produce mayor energía por kilo que cualquier otro. Además, juega a su favor su alta disponibilidad. Si bien no está en estado natural como el caso del petróleo o del carbón, se puede obtener mediante procesos químicos. El agua es el principal insumo, si se aplica el método de obtención por electrólisis, pero actualmente se extrae de los hidrocarburos, especialmente del gas natural.

La idea de apelar al hidrógeno no es nueva. Ha estado revoloteando en las mesas de debate y en el mundo científico. Pero la Comisión Europea la vistió de gala y la incorporó en un plan de acción en julio del año pasado. Entonces publicó la Estrategia Europea del Hidrógeno y puso en marcha una Alianza para un Hidrógeno Limpio. Mientras tanto, a finales del año pasado, la CE ajustó las regulaciones de inversión en energía. El propósito era priorizar una «línea estratégica de hidrógeno» que implica gruesos desembolsos.

Anunció que el hidrógeno verde y azul serán pilares de su nueva estrategia de crecimiento verde (Green Deal) pos-COVID. También anticipó sus expectativas. Ve pasar el mercado europeo del hidrógeno de 2.000 millones de euros en 2020 a 140.000 millones en el 2030. De igual manera, Japón, Corea del Sur y China vienen invirtiendo en el sector..

La UE y el hidrógeno, todo lo que hay que saber
En la transición energética participan programas, decisiones, recursos y voluntades. La inclusión del hidrógeno en la hoja de ruta verde de la UE es una pieza a la que hay que buscar acomodo en ese gran rompecabezas.

La alianza europea por el hidrógeno limpio cuenta con más de 500 asociaciones científicas, empresas e instituciones adheridas. Destaca las bondades del hidrógeno. Permite almacenar energía renovable, favorece la movilidad sostenible y es respetuoso con el medio ambiente al no emitir dióxido de carbono. Su uso, por tanto, evitaría seguir usando carbón en procesos industriales y otros sectores económicos, reduciría las emisiones de carbono. Una necesidad urgente.

Sin embargo, el 99,9% del hidrógeno de Europa se produce a partir de combustibles fósiles. Mediante la disociación del gas metano en carbono e hidrógeno. De allí, que los grandes operadores del petróleo y el gas tienen una gran participación en el negocio del hidrógeno. Es el caso de Hydrogen Europe, que incluye las grandes empresas de petróleo y gas como Total y Shell. Así como los operadores de redes de gas y los fabricantes de calderas de petróleo y gas como Bosch.

Algunos especialistas advierten que el problema para el cambio climático es el carbono. Si la producción de hidrógeno libera CO2, por ejemplo, al separar el gas metano, empeora el calentamiento global. No lo alivia. La industria de los combustibles fósiles afirma que en el futuro se podrá capturar y almacenar el carbono. En realidad, el almacenamiento seguro y a gran escala del carbono sigue sin estar probado y no es económico.

Petroleras detrás del boom del hidrógeno
Pierre Jean Coulon, del Comité Económico y Social Europeo (Cese) se refiere al impulso que está dando la UE al hidrógeno. Es importante, argumenta, “lograr el equilibrio adecuado entre la electricidad y el hidrógeno. El futuro tendrá un doble enfoque, pero la electricidad renovable tendrá que venir antes que el hidrógeno. Porque hoy en día, lamentablemente, no podemos tener un hidrógeno 100% limpio».

En sintonía con este punto de vista, Colin Roche señala que el hidrógeno no es eficiente. «Cuando se compara con sus alternativas, tanto el hidrógeno fósil como el renovable son altamente costosos. Se necesitarían cinco veces más plantas eólicas o solares para calentar nuestras casas con hidrógeno que si las calentáramos directamente con electricidad utilizando una bomba de calor. Es una situación similar con los coches de hidrógeno frente a los coches eléctricos”, explicó

El coordinador de justicia climática y energía para Amigos de la Tierra Europa indica que “un punto central de estas estrategias, la creación de una alianza o consejo del hidrógeno dominado por ejecutivos de la industria del petróleo y el gas, es un ejemplo perfecto de aprovechamiento comercial. El Consejo del Hidrógeno del Reino Unido, por ejemplo, está copresidido por el gigante petrolero Shell. El presidente de la Alianza Alemana del Hidrógeno es el CEO de una subsidiaria de EON”.

«La industria del gas fósil se ha aferrado a la estrategia de impulsar el boom del hidrógeno», sostiene Roche en su análisis publicado en Climate House News. En su opinión “alimentar un debate sobre el hidrógeno ayuda a la industria del gas fósil a poner en marcha la necesidad urgente de mantener los combustibles fósiles. De hecho, les ayuda a parecer que son parte de la solución de la crisis climática, en lugar del problema”.

Más aún, dice, “el cuento le puede costar a Europa que le explote la burbuja de hidrógeno en la cara. Y no pueda cumplir sus metas de transición a energía limpia en 2030”.

SourceCambio 16

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