El exvicepresidente de Bolivia Álvaro García asegura que el giro que hizo el continente hacia los gobiernos de izquierda pueden ser favorable para una nueva “oleada de nacionalizaciones”, con el objetivo de que la riqueza de América latina depositada fuera de los países retorne.
“Hay que pensar en una segunda oleada de nacionalizaciones, entendida como el control de fuentes de elevados excedentes. Avanzar en políticas tributarias más audaces; el número de multimillonarios aumentó en América Latina en estos años. Pero la gravedad del hueco, de la crisis en la que estamos, es tan grande que se requieren grandes esfuerzos, intentar que vuelva a la economía la riqueza latinoamericana depositada fuera de los países, a veces en paraísos fiscales”, dijo García en entrevista con la revista Le Monde Diplomatique.
Además asegura que se debe implementar amnistías tributarias que ayuden a la repatriación o medidas que generen incentivos y obliguen a traer ese dinero. “Un nuevo enfoque en la integración, trabajar en acuerdos comerciales temáticos, puntuales y muy prácticos”, aseguró.
Ex exmandatario opina que de aplicarse esas medidas se produciría en la región una nueva oleada de progresismo tras las victorias electorales de Luis Arce en Bolivia o Alberto Fernández en Argentina.
“Hubo una primera oleada muy fuerte que comenzó en 1999, en el 2000, y que llevó al poder a una serie de líderes y partidos y movimientos de izquierda. Ya desde 2014, 2015, señalábamos que se venía una ofensiva conservadora, una contraoleada neoliberal, aunque también decíamos que iba a ser muy difícil que permaneciera, que se estabilizara. Y efectivamente desde hace dos o tres años asistimos a un repliegue de esa ofensiva conservadora y un nuevo ascenso de los progresismos”.
Respecto a las características de esta que considera una segunda oleada, García Linera aseguró que: “En los lugares en donde se presenta no lo hace de la mano de grandes movilizaciones sociales o largos ciclos de protesta, como antes, salvo quizás en aquellos casos en los que el progresismo aún no pasó por el poder, como Colombia y otros países de la franja pacífica, como Perú o Chile”.
También aseguró que existen frentes contrarios a esta nueva oleada, de los que dijo que son “Fuerzas conservadoras radicalizadas. El contraoleaje conservador que se inicia en 2014-2015 no es un neoliberalismo triunfante, bonachón, optimista, como podía ser el de los 90. Es un neoliberalismo rabioso, que carga un discurso más racializado, menos pluralista, más violento. Incluso capaz, en países como Bolivia, de un discurso y una acción golpistas”.