En el departamento de Tarija, al margen de las áreas ya en explotación, hay 22 áreas de exploración hidrocarburífera, 16 íntegramente en el departamento y otras seis compartidas con Chuquisaca al encontrarse en el límite departamental. Sobre ellas se proyecta la expectativa para que en los próximos años se puedan tener resultados positivos que puedan aportar nueva producción al país y, por ende, regalías al departamento de Tarija. El plan de explotación de YPFB deberá definir en los próximos días las prioridades y certezas sobre estas áreas.
De las 22 áreas, 13 se encuentras reservadas en favor de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), pero todavía no se ha encontrado una forma de explorar. En ese sentido, son áreas que se investigan muy someramente y para las que se esperan ofertas de las petroleras tradicionales o bien de las subsidiarias de Yacimientos. Entre ellas está San Telmo Sur, Huacareta Sur o Río Salado en la zona de O´Connor/Padcaya y Yuchán, Sunchal, Algarrobilla, Algarrobilla y Aguaragüe sur y norte en el Chaco.
Otras cuatro áreas, según el reporte del Ministerio de Hidrocarburos, se encuentran en fase de negociación, es decir, que YPFB ha obtenido la información suficiente para “ponerlas en el mercado” y existen algunas empresas interesadas en entrar a operar. Las cuatro están en la zona más oriental del departamento, en Villa Montes, salvo La Ceiba, que se encuentra en las proximidades de Yacuiba y es una de las esperanzas del municipio por ingresar al club de los municipios productores. Las otras tres son Yuarenda y Sayurenda, íntegramente en Tarija, mientras que Carandaiti se extiende perpendicularmente hacia el norte atravesando Chuquisaca y llegando hasta el departamento de Santa Cruz.
De llegarse a un acuerdo en la negociación, los contratos deberían pasar por la Asamblea Plurinacional antes de que las petroleras inicien el trabajo, que se estima pueda dar resultados en cinco o seis años.
Las expectativas
Además, hay cinco áreas reservadas en favor de YPFB que ya tienen contrato de servicios petroleros firmado y que se encuentran en fase de exploración. Por normativa, las petroleras asumen los costos de esta fase, que posteriormente el Estado paga de resultar positiva, es decir, si se consiguen pozos con capacidad de producción comercial.
Sobre la serranía del Aguaragüe, en el Gran Chaco, se encuentra la zona del mismo nombre, Aguaragüe Norte, operada por YPFB Chaco, y cuyos trabajos empezaron en agosto de 2019. Se trata de un área tradicional cercana a las explotadas históricamente en la estructura de Los Monos.
Al sur de Caipipendi (el área de Margarita), se extiende Iñiguazú, un área que en su momento se entregó a PDVSA y que actualmente opera Repsol con altas expectativas para que Caraparí vuelva a tener el esplendor de antaño.
Paralela a Caipendi se extiende Huacareta, que cruza Chuquisaca y entra ligeramente hasta Santa Cruz. Esta área es operada por Shell Bolivia, aunque perforó el Jaguar X6 sin buenos resultados y desplazó sus equipos perforadores hacia el norte en 2020.
Partiendo de Entre Ríos hacia el sur, ingresando en Caraparí y Padcaya, se encuentra el área San Telmo Norte, entregada a Petrobras en coalición con YPFB Chaco y que ha registrado una fuerte contestación social al tratarse del corazón de la Reserva de Tariquía.
Además, sobre la frontera este del triángulo sud con Argentina se extiende el área Astillero, entre Caraparí y Padcaya casi llegando a Bermejo. El área es operada por YPFB Chaco e ingresa en algunas partes de la Reserva de Tariquía, aunque las modificaciones del plan de manejo lo han situado eventualmente fuera.
Tarija y la dependencia a la producción de gas
Tarija produce más del 50 por ciento del gas nacional, aunque su porcentaje se ha reducido desde el año 2013, cuando producía aproximadamente el 70%. Desde los pozos tarijeños sale la producción principal que alimenta los contratos con Brasil y Argentina y que reporta regalías al departamento. La mayor parte del presupuesto departamental depende del ingreso por este concepto, lo que soporta la estructura y los diferentes programas públicos. Por el momento no se ha desarrollado ninguna alternativa.