El Gobierno lanzó un plan para frenar el contrabando de combustible a los países vecinos y así evitar un derrame de la subvención a la gasolina y el diésel. Para ello, desplegará a cientos de militares en 34 estaciones de servicio en zonas fronterizas y geolocalizará a las cisternas que se trasladan a estos puntos.
Sin embargo, dos analistas coinciden en que estas medidas, si bien pueden paliar en algo el problema, no constituyen una solución de fondo. Mencionan que el Gobierno en realidad fomenta el contrabando de combustibles al mantener una costosa subvención que convierte al contrabando de gasolina en un negocio lucrativo.
“El subsidio es un fomento al contrabando porque los precios de combustibles en Perú, Chile, Brasil y Argentina están más altos que en Bolivia. Entonces conviene llevar gasolina y diésel de Bolivia a las fronteras y venderlo allí más caro”, señaló el analista en hidrocarburos Mauricio Medinaceli.
Por su parte, el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), Germán Jiménez, señaló que mientras en Bolivia el litro de gasolina y diésel están alrededor de los 3,7 bolivianos, en países vecinos oscilan entre los 8 y 10.
El funcionario aseguró que el pueblo boliviano debe estar tranquilo, pues, a pesar de que los precios de los combustibles subieron en el mercado internacional producto de la invasión rusa a Ucrania, el Estado boliviano los seguirá subvencionado con los impuestos y los conductores podrán encontrarlo al precio fijo que se mantiene por años en las estaciones de servicio.
No obstante, para evitar que algunas personas tomen ventaja y apuesten por el contrabando, se movilizará a 600 militares para tomar “posesión física” de 34 estaciones de servicio en frontera donde se comercializa el 10 por ciento de todo el combustible del país.
Medinaceli dijo que los problemas económicos “se deben resolver con instrumentos económicos, no con el Ejército”, porque por lo general estas medidas no tienen éxito. Por ello, en su opinión, se debería quitar el subsidio.
El investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) Carlos Arze sostuvo que “las medidas represivas sirven de poco”, pues el Estado no puede controlar los miles de kilómetros fronterizos.
Los analistas plantean dos alternativas. Medinacelli señala que se debe eliminar el subsidio de forma progresiva y con diálogo, y a la vez aplicar otro subsidio: cada vez que suban los combustibles depositar a los más pobres cierto monto de dinero. Así “se focaliza” la ayuda.
Arze opina que se debe apostar por energías renovables y dejar, de a poco, los combustibles fósiles.
El precio de la gasolina y el diésel oscilan en los Bs 3,7. En los países vecinos éstos están hasta en Bs 10.
Permisividad
Aumenta el número de vehículos
En los últimos años, el país tuvo un importante incremento de vehículos motorizados debido una posición laxa para controlar la importación de coches al territorio nacional por parte del Gobierno, señala un artículo escrito por el investigador del Cedla Carlos Arze.
“La administración gubernamental vio en el manejo y en la liberación desordenada de esta importación una forma de lograr alianzas políticas con grupos sociales”, señala el documento publicado en 2021.
Hasta la gestión 2019, el 82 por ciento de los combustibles en Bolivia eran consumidos por el transporte particular, público y oficial.