El presidente de Petrobras, Jean Paul Prates, dijo ayer que espera que Argentina y Bolivia puedan satisfacer la demanda de gas natural brasileña, en vez de firmar contratos de largo plazo con proveedores de Estados Unidos.
“Es más probable que tengamos algo de corto a mediano plazo [con una firma de Estados Unidos] que de largo plazo, porque no olviden que tenemos reservas en alta mar en nuestras cuencas presalinas, tenemos gas no asociado (a petróleo) a lo largo de la costa del suroeste de Brasil”, afirmó en Houston, Texas, en el marco del foro global de energía CERAWeek.
Y “si observamos el sur, sureste de Brasil, donde la mayor parte de la actividad industrial y del consumo viene de Sao Paulo, Belo Horizonte, Porto Alegre(…) más la agroindustria en el centro oeste, (esa zona) está rodeada por Bolivia en un lado, (y) Argentina por el sur”, comentó.
“El desafío que tenemos es conectar esos mercados con las reservas” de los proveedores, agregó. “Somos un gran mercado rodeado de reservas de gas”, dijo.
Prates asumió el cargo tras la toma de mando del izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva como presidente de Brasil, aliado de los gobiernos de Argentina y Bolivia.
“Las oportunidades estarán siempre activas. Eso no quiere decir que estemos tratando de hacer cosas inviables, o simplemente por razones políticas”, expresó Prates.
En enero, Lula visitó en Buenos Aires a su par argentino Alberto Fernández, con quien abordó la posibilidad de un proyecto de integración energética. En tanto, Brasil ya importa gas desde Bolivia hace varios años.
En 2021, Petrobras triplicó sus importaciones de gas natural licuado (GNL), para contrarrestar la peor sequía que atravesó el país en 20 años y que hizo escasear la energía hidráulica, de un menor costo local.
Estas importaciones cayeron considerablemente en 2022 debido a una mejora de las condiciones climáticas.
El CEO de Petrobras también aseguró que espera dialogar con el gobierno de Brasil sobre un anunciado impuesto temporal a las exportaciones de crudo, una medida con la que la estatal petrolera busca compensar una exención parcial al impuesto a los combustibles adoptada para bajar el precio al consumidor.