En 2022, América del Sur fue un imán para la Inversión Extranjera Directa (IED). La región captó $us 166.000 millones de los $us 224.579 millones destinados a América Latina y el Caribe. Sin embargo, el país vio pasar esos recursos y fue en contraflecha. Ya que la IED se desplomó un 104,5% respecto a 2021 al caer de $us 584 millones a -$us 26 millones.
“En Bolivia, en 2022 se registraron entradas de IED negativas (26 millones de dólares), lo que significó una disminución importante con relación a los ingresos recibidos en 2021 (105%). Esta evolución se explicó por desinversiones en hidrocarburos (307 millones de dólares), y en menor medida en manufacturas (12 millones de dólares)”, indica el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
La entidad señala que en las demás actividades económicas se recibieron inversiones positivas y los principales sectores fueron la minería (158 millones de dólares) y la intermediación financiera (73 millones de dólares) con datos del Banco Central de Bolivia.
La disminución de IED en hidrocarburos se explica por la salida de empresas petroleras que operaban en Bolivia, según el economista Martín Montero.
Efectivamente, Repsol puso fin a la explotación de dos yacimientos de petróleo en Bolivia -seis años antes de que terminara el contrato de explotación que mantenía en el país-, según informó elEconomista.
Tras poner los yacimientos de nuevo bajo el mando de la empresa estatal boliviana YPFB, Repsol dejará de extraer el crudo del país, y que suponía el 24% de la producción total, en torno a 1.050 barriles diarios. La compañía española operaba en las áreas de Mamoré I y Surubí desde el 2 de mayo de 2007, y tenía pensado seguir con sus operaciones hasta el año 2029, pero ese plazo ha quedado oficialmente truncado.
Regresando al informe de Cepal, en América del Sur de los $us 166.000 millones de IED, Brasil fue el principal país receptor, de esos recursos con un 41% de participación, seguidos por Chile y Colombia con el 9,3% y 7,5% respectivamente. “América del Sur fue la subregión que registró un mayor incremento de entradas de IED en comparación con 2021. El Estado Plurinacional de Bolivia fue el único país que no tuvo un incremento en esta subregión”, hace notar el documento.
Jaime Dunn, analista económico, indicó que históricamente el país nunca fue una plaza atractiva para la inversión extranjera. Debido a que por lo general Bolivia tiene una conducta más “pro inversiones del Estado a no tanto de incentivo a la inversión privada”.
“Una muestra de ello es que en 2022 la inversión pública estatal representa el 11% del Producto Interno Bruto, mientras que la inversión privada es de apenas el 6%”, sostuvo Dunn a tiempo de detallar que el comportamiento de la IED de 2021 se explica por los $us 1.052 millones de inversión bruta, “de lo cual salieron del país 468 millones para dejar una IED neta de 584 millones de dólares. Mientras que, el año pasado la inversión extranjera bruta fue $us 931 millones y el retiro de recurso llegó a los 957 millones, provocando una cifra negativa de desinversión de 26 millones de dólares”, explicó Dunn.
El economista remarcó que para captar capitales, el país debe brindar un mejor clima para los negocios en donde la seguridad jurídica y la estabilidad política sean la base de un modelo que busca estar en línea con lo que buscan los inversores y que según Dunn se resume en tres sectores productivos: servicios (tecnología), manufactura y recursos naturales renovables.
“Pero si seguimos ofreciendo escenarios para invertir en gas, petróleo y minería tradicional, cada vez habrá menos inversores interesados en estos sectores. No nos debemos olvidar que hay más de 190 países que están compitiendo para captar inversiones extranjeras. Es una carrera en la que lastimosamente Bolivia siempre llega último”, dijo Dunn.
El economista, Germán Molina, sostuvo que los factores que explican la baja IED al país son principalmente dos: la primera es la política establecida en la Constitución Política del Estado de febrero 2009, que determina que es el Estado el único que puede realizar actividades en los sectores estratégicos de la economía.
La segunda es económica porque Bolivia es un pequeño país, excesivamente centralista, con normas que estrangulan al sector formal de la economía y beneficia la informalidad, con debilidad institucional, una justicia cuestionada, falta de información, iliquidez de divisas, excesivo control burocrático, déficit fiscal estructural y endeudamiento externo elevado.
“Las calificadoras de riesgo últimamente emiten informes negativos sobre la economía del país. Están fallando las autoridades gubernamentales en casi dos décadas continuas de Gobierno al insistir con el camino al socialismo. Se mejorará la atracción de la IED cuando se modifique la Carta Magna por otra acorde a la que vive el mundo de la cuarta revolución industrial de la robotización y economía digital, estableciendo incentivos para que lleguen al país grandes empresas e inversiones de magnitud”, subrayó Molina.
A su vez, Wálter Morales, exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB), puntualizó que los principales factores que afectan los niveles de inversión extranjera es que el país no brinda una imagen seria.
“Se observa un deterioro en los indicadores cruciales para el crecimiento a largo plazo, con bombas de tiempo sociales y lo peor de todo, hay una falta de visión que es compartida por todos los actores políticos que solo piensan en resultado a corto plazo, por encima del futuro de las personas”, indicó.
“Con un cambio de actitud, las recetas son obvias y muchas: seriedad, libertad, democracia, incentivos, regulación inteligente. No es necesario reinventar la pólvora”, observó Morales.
Entorno económico
El BCB en su informe, a fines de mayo de 2023, sobre el entorno económico del país precisaba que el conflicto entre Rusia y Ucrania debilitó el desempeño global de la actividad económica, que el proceso de recuperación tras la pandemia se vio interrumpido por el conflicto bélico entre esos países ya que afectó la normal circulación de materias primas energéticas y alimenticias y de bienes intermedios que son utilizados en diferentes ámbitos de la industria, como la automotriz y la tecnológica.
“La economía nacional presentó una entrada neta de capitales por inversión directa de $us 310 millones en 2022, aunque menor a la registrada en la gestión pasada. Este resultado se explica principalmente por una reducción de los activos ($us 336 millones) superior a la reducción de pasivos ($us 26 millones). En el primer caso se registró la devolución de préstamos intrafirma, concernientes en gran medida al sector de hidrocarburos. En el segundo, la reducción de pasivos estuvo asociada al pago extraordinario de dividendos en el sector de hidrocarburos que se registra como desinversión y a la amortización de préstamos intrafirma en hidrocarburos y la industria manufacturera”, indica el informe del BCB.
El ente emisor subrayó que desde 2021, los inversionistas extranjeros recuperaron la confianza en el país e inyectaron recursos a la economía, generando, por segundo año consecutivo, un ingreso neto de capitales por $us167 millones. Destaca la Inversión Directa Bruta recibida, “siendo la más alta de los últimos seis años ($us 298 millones) con efectos positivos sobre el empleo.