Triplicar la producción de energías renovables: el próximo gran objetivo de los gobiernos para la COP28

El mundo no está en camino de cumplir los objetivos del Acuerdo de París. El abandono de los combustibles fósiles y la seguridad del suministro energético aún están lejos de ser una realidad posible, pese a que las inversiones en transición energética alcanzaron los 1,2 billones de euros en 2022, afirma una nueva publicación de la consultora Capgemini publicado este martes. Las nuevas estimaciones confirman un objetivo clave: triplicar la producción mundial de energías renovables. Esta meta toma fuerza a solo dos días de comenzar la próxima conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), en Emiratos Árabes Unidos, el séptimo productor mundial de petróleo a nivel global.

“Es un cálculo sencillo. Ves los niveles de producción de emisiones actuales y ves donde quieres llegar.”, apunta Antonio Alonso, vicepresidente y responsable del sector Energía en Capgemini Invent. Para este experto, es importante considerar que las nuevas metas no implica triplicar “la capacidad instalada sino en ritmo de lo que se debe incrementar cada año.”, asegura en conversación con CincoDías.

La expectativa es que estas nuevas ambiciones climáticas lleven a la inversión hasta los 5 billones de dólares anuales, lo que permitiría que los países alineen sus trayectoria hacia las cero emisiones netas. Los datos del informe, elaborado junto con la finlandesa Vaasa ETT y la firma de investigación Enerdata, destaca la fortaleza de la energía fotovoltaica sigue batiendo récords en cuanto a su crecimiento, mientras que la energía eólica aún presenta dificultades para su desarrollo en el ámbito marino.

Según estos nuevos cálculos, el 75% de la electricidad utilizada en 2050 será de fuente eólica o solar. España espera sobrepasar este umbral ya en 2030, y estima en la actualización del PNIEC que el 81% la electricidad consumida en 2030 sea “verde”.

La preocupación de los expertos es que el consumo global de electricidad también crecerá rapidamente, al ritmo de la electrificación de la movilidad y la industria pesada. Capgemini estima que la demanda eléctrica se cuadruplicará entre 2022 y 2050. Esto genera dos consecuencias rápidas: se deberá ampliar las redes eléctricas hasta triplicar su extensión y el almacenamiento tendrá que volverse un pilar clave de cualquier nuevo desarrollo.

En particular, en lo que respecta a las baterías, la Agencia Internacional de Energía estima que se necesitarán 600 gigavatios hora (GWh) de almacenamiento para el 2030. Sin embargo, en 2021, la capacidad real de almacenamiento era de solo un 10% de este objetivo. “Esto debe desarrollarse más rápido ante el despliegue de las renovables, aunque las tecnologías aún están pendientes de madurar”, agrega Alonso, quien recuerda que “tiene que evolucionar y ser rentable”.

En este sentido, las empresas españolas ya están avanzando a pasos acelerados. Por ejemplo, Grenergy anunció la semana pasada la puesta en marcha en el desierto de Atacama (Chile) el mayor proyecto de almacenamiento de electricidad del mundo, con una capacidad de 4,1 GW. David Ruiz de Andrés, el fundador de la firma, destacó que las baterías serán “el próximo gran cambio” del sector.

Otras tecnologías sí generan más controversia, como el posible “resurgimiento nuclear”. “Si hay que multiplicar la generación renovable entonces hay que combinarlo con otra energía además de la eólica y fotovoltaica”, subraya Alonso. Capgemini desliza que la capacidad nuclear también tendrá que triplicarse de aquí a 2050, a pesar de que el consenso social esté fuertemente dividido.

“No se trata solo de crear nuevas centrales, sino de revisar los cierres o de alargar la vida de lo que tenemos instalado actualmente”, apunta Alonso, que destaca la importancia de los precios de la energía en la competitividad de las empresas y la pobreza energética de los consumidores.

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