Los científicos a cargo de la iniciativa encontraron una manera de crear un dispositivo de almacenamiento de energía conocido como supercondensador a partir de tres materiales: agua, cemento y una sustancia parecida al hollín conocida como negro de carbón.
Esa estructura de hormigón puede almacenar hasta ahora un poco menos de 300 vatios-hora por metro cúbico, lo que sería suficiente para alimentar una bombilla LED de 10 vatios durante 30 horas.
Pero si amplían esa inventiva, dijo Damian Stefaniuk, su creador, los supercondensadores de cemento de carbono podrían suponer una contribución importante a los esfuerzos por descarbonizar la economía global.
El supercondensador funciona debido a una propiedad inusual del negro de carbón que es altamente conductor y cuando se combina con cemento en polvo y agua, se obtiene una especie de concreto lleno de redes de material conductor, con una forma que se asemeja a raíces diminutas las cuales siempre se ramifican.
“Los condensadores están formados por dos placas conductoras con una membrana entre ellas y están hechas de cemento negro de carbón, que se empapó en una sal electrolítica llamada cloruro de potasio”, detallaron.
El especialista del Colegio Cambridge en Massachusetts, así como sus colegas del Instituto Tecnológico de ese mismo estado y del Instituto Wyss de Ingeniería Biológicamente Inspirada de la Universidad de Harvard, señalan que dicha tecnología puede ayudar a resolver un problema importante: “el almacenamiento de energía renovable».
Además, podría usarse para construir carreteras que almacenen energía solar y luego la liberen para recargar los vehículos eléctricos de forma inalámbrica mientras circulan.
“También los cimientos de casas que se construyan con esos materiales podrían almacenar energía y poseer paredes o columnas que sean activos no sólo para soportar una estructura, sino también para en su interior”, explicaron los expertos a la cadena CNN en español.
De acuerdo con el estudio, una casa con unos cimientos que contengan 30-40 metros cúbicos de hormigón podría tener la capacidad suficiente para satisfacer las necesidades energéticas diarias.
Los creadores afirman que esos dispositivos podrían ser útiles para almacenar el exceso de energía producida por fuentes renovables intermitentes como la eólica y la solar.