La industria cementera en Bolivia enfrenta una crisis marcada por el incremento en los costos de producción y una sobreoferta que ha debilitado su rentabilidad. Según Francisco Shwortshik, gerente general de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce), los costos han aumentado entre un 18% y un 25%, principalmente debido a la escasez de dólares y la inflación en insumos importados.
Uno de los principales desafíos del sector es su dependencia de insumos importados, como ladrillos refractarios y bolsas de cemento, que deben adquirirse en dólares. La falta de divisas y un tipo de cambio desfavorable han encarecido estos materiales, afectando directamente los costos operativos.
En 2024, Soboce registró pérdidas atribuidas, en gran parte, a este fenómeno. “Debemos comprar insumos en el extranjero y pagar en dólares, lo que nos obliga a asumir costos más altos”, explicó Shwortshik. La situación es similar en otras empresas del sector: Fancesa está técnicamente quebrada, mientras que Coboce y la estatal Ecebol enfrentan problemas de liquidez.
Sobreoferta
El sector cementero boliviano tiene una capacidad de producción de 9 millones de toneladas anuales, pero la demanda real no supera los 4 millones. Este desequilibrio, originado en 2017 con la entrada de nuevas empresas como Itacamba y Ecebol, ha generado una intensa competencia y una baja sostenida en los precios.
“Fancesa realizó una inversión gigante en 2017 que hoy no está utilizando y sigue pagando sus créditos”, señaló Shwortshik. La sobrecapacidad ha llevado a una guerra de precios que compromete la rentabilidad de toda la industria.
La autoconstrucción
A pesar del complicado panorama, el consumo de cemento ha crecido un 2% en 2024, impulsado por la autoconstrucción. En un contexto de incertidumbre económica, muchas familias optan por ampliar o mejorar sus viviendas como una forma de resguardar su patrimonio.
El Alto se ha convertido en un epicentro de este fenómeno, superando a La Paz en consumo de cemento. Mientras en la sede de gobierno el crecimiento es en altura, en El Alto la expansión es horizontal. “Es una forma de proteger su dinero frente a la inflación”, afirmó Shwortshik.
No obstante, la demanda de cemento para grandes proyectos de construcción ha caído un 15%, reflejando la desaceleración de obras estatales y privadas de gran envergadura.
Fusiones y alianzas
Frente a la sobreoferta y la baja rentabilidad, Shwortshik plantea que la consolidación del sector podría ser una solución. Soboce ha propuesto una alianza público-privada con el Gobierno para mejorar la eficiencia y enfrentar los desafíos estructurales de la industria.
Mientras tanto, un alza en los precios del cemento parece inevitable. “No podemos seguir perdiendo dinero”, advirtió el gerente, resaltando que los costos de mantenimiento y energía, sumados a la necesidad de operar los hornos los 365 días del año, hacen insostenible la situación actual.