La influencia de la Inteligencia Artificial en la gestión de la energía

Estamos inmersos en la Sociedad 5.0, la cual está transformando de manera acelerada el mundo para crear nuevas formas de vida a partir de la integración de nuevas tecnologías que nos deben permitir mejorar nuestro estatus. Gracias a la Inteligencia Artificial (IA), el Internet de las cosas (IoT) y otras tecnologías disruptivas, quizá podremos alcanzar el hito de crear una sociedad más sostenible con el reto de lograr el Net Zero en 2050.

Recientemente se ha celebrado en mi ciudad el MWC Mobile World Capital Barcelona, simposio que introduce en cada edición un eje temático marcado por el desarrollo tecnológico. En 2023, trató de la interacción entre el mundo digital y el físico; en 2024, la integración de la tecnología en la Industria 5.0 y su aplicación en la tradición industrial de España; en 2025, ha puesto el foco en vivir la tecnología desde la perspectiva de la convivencia de las personas con los avances en la nueva sociedad digital.

En definitiva, una reflexión de cómo la transformación digital redefine los complejos entornos urbanos, el trabajo en remoto, la educación en línea, el comercio electrónico, el entretenimiento digital, la gestión sanitaria y, en el contexto principal de los lectores de este blog, la energía. Energía de la que depende el propio desarrollo digital que necesita de electricidad para funcionar.

Big Data e Inteligencia Artificial, claves en el nuevo sistema energético cada vez más electrificado

La digitalización es un vector disruptivo y una palanca de transformación fundamental para hacer frente a los retos del sector energético. Durante los últimos años, se ha priorizado el despliegue de sensores y plataformas IoT en todos los componentes de la red con el objetivo de capturar grandes cantidades de datos.

La digitalización progresiva de los componentes y sistemas de red, unida al procesamiento adecuado de estos datos mediante Inteligencia Artificial, contribuirá a mejorar el diseño, la operación, el mantenimiento y la planificación de las redes eléctricas. La digitalización facilita la integración y el mantenimiento de la energía fotovoltaica en la red de distribución eléctrica y la gestión óptima de las nuevas microrredes eléctricas inteligentes (Smart Grids).

Con la implantación de las nuevas comunidades energéticas gestionadas por microrredes inteligentes, se debe constituir la base del desarrollo del nuevo sistema eléctrico descentralizado y descarbonizado que se está implantando en la Unión Europea a distintos ritmos dependiendo del país. En este sentido, España se ha propuesto liderar por sus condiciones físicas y climáticas favorables que facilitan un gran despliegue en generación de electricidad renovable.

Las nuevas Smart Grids permiten la conexión de los recursos energéticos distribuidos y su operación eficiente que exige en la actualidad, así como un grado de digitalización de las redes de distribución que permita la necesaria interacción operativa de dichos recursos, extendiendo esa supervisión y actuación en tiempo real, lo que posibilita tener bajo control un número creciente de variables y datos.

Microrredes inteligentes
El futuro inmediato de las redes de distribución eléctricas, a pequeña o gran escala, pasa por el uso de algoritmos y sistemas de visualización que conviertan los datos en información útil para tomar decisiones. Un factor clave en la obtención y tratamiento de estos datos es el tiempo empleado. Cuando hablamos de electricidad, la capacidad de operación en tiempo real es un factor crítico cuya relevancia va en aumento.

Aunque existen numerosas tecnologías de digitalización, las microrredes inteligentes (Smart Grids) se sostienen sobre tres pilares directamente relacionados entre sí: los sensores y actuadores, la conectividad y el tratamiento de datos con las siguientes tecnologías y funcionalidades:

Sensores y actuadores: Telemedida, monitorización y gestión remota, y teleprotección.
Conectividad: Tecnologías cableadas, radiofrecuencia y comunicaciones ópticas.
Tratamiento de datos: Virtualización ICloud, analítica Big Data, gemelo digital, realidad aumentada y virtual y blockchain.

Nuevos técnicos y perfiles profesionales
El suministro y la distribución de energía se descentralizan cada día más a medida que el acceso a las fuentes renovables se abarata. Nuevos actores entran en la cadena de valor de la energía y los mismos usuarios finales empiezan a convertirse en sus propios productores a través del autoconsumo como “prosumers”.

Los operadores tradicionales van dejando paso, a su vez, a nuevos actores como las empresas de energías renovables, las Energy Services Companies (ESCO) y los operadores de almacenamiento, además de a nuevas figuras como los “agregadores de la demanda”.

En anteriores artículos, ya me he referido a estos aspectos y seguro que lo seguiré haciendo en los próximos blogs en un contexto de alta volatilidad tecnológica y regulatoria, al tratarse de un aspecto clave de máximo interés para los técnicos y profesionales del sector eléctrico.

Los nuevos perfiles profesionales ya tienen una gran influencia creciente en la transformación del modelo energético, ya que sus servicios y prescripciones son determinantes en el desarrollo del modelo prosumer, ciudadanos movidos por aspectos no solo económicos, muy sensibilizados y comprometidos con el medio ambiente y la sostenibilidad.

Fruto del desarrollo tecnológico y la digitalización, nacen nuevas especialidades técnicas con un papel más activo en la prescripción, que será fundamental para crear patrones de generación y consumo eléctrico más eficientes y sostenibles.
Computación de datos para lograr un consumo sostenible

Ante el creciente interés de la población por reducir su impacto ecológico, sean prosumers actuales o potenciales, la tecnología puede ofrecer soluciones innovadoras y efectivas para lograrlo a través más aplicaciones, dispositivos o plataformas que optimizan el uso de los recursos y promueven hábitos y patrones sostenibles.

Al respecto, y volviendo a referirme al MWC Barcelona, en el mismo se ha presentado la iniciativa Have a good impact, que facilita a sus usuarios qué criterios adoptar para aplicar hábitos de consumo personal que les ayuden a reducir su huella de carbono y que definen la cantidad total de Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera como resultado directo e indirecto de sus actividades cotidianas.

Actividades que incluyen desde la movilidad hasta el consumo de bienes y servicios (incluida la energía), ocio, etc. Sin duda, la información y pedagogía que ofrece esta herramienta nos ayuda a ser más conscientes y responsables de nuestras acciones y, por consiguiente, más interesados ante las propuestas que nos haga un técnico o especialista para ser más eficientes y ecológicos en nuestro consumo energético.

Como me despido siempre, a todos los que esto os interesa os espero en mis próximos artículos, con los que propongo prestar atención al futuro sin perder de vista el presente.

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