Según datos de la Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE) y expuestos por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), casi uno de cada dos niños son pobres, es decir, 47,0% de la población infantil en Bolivia a 2023.
Los datos de la pobreza en la población en general alcanza los 36,5% y la pobreza extrema a 11,9%. Empero, si de niñez y adolescencia se trata, la pobreza alcanza un cifra de 47,0% y pobreza extrema de 16,9%.
Es decir, uno de cada dos niños es pobre en Bolivia, uno de cada seis niños vive en situación de pobreza extrema.
Además, uno de cada diez niños, entre 5 y 17 años, realizan actividades laborales o trabajo peligroso, prohibido e insalubre.
“Ser pobre de niño tiene todas estas connotaciones diferentes a las que tiene un adulto. Cuando un niño es pobre estas privaciones menoscaban el desarrollo de un niño que son importantes en el proceso de formación de ese ser humano”, señaló el jefe de políticas de UNICEF, Diego Pimentel.
Frente a estas cifras, UNICEF propone establecer un sistema de protección social para la niñez y adolescencia vulnerable a los impactos de la situación económica, desarrollar e implementar una estrategia nacional de reducción de la pobreza infantil y, ante posibles recortes, priorizar las necesidades de esta población para mantener la continuidad de los servicios.