ABEN: energía nuclear para potenciar al agro

La Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN) logró completar el primer proceso de esterilización de insectos en el Centro Multipropósito de Irradiación (CMI) de El Alto, marcando un hito histórico en la aplicación de tecnología nuclear con fines agrícolas y de salud pública en Bolivia.

Hortensia Jiménez, directora general ejecutiva de la ABEN, explica los alcances de este importante avance científico en una entrevista exclusiva con Energías & Negocios, de La Razón. Esta tecnología promete revolucionar el control de plagas en cultivos bolivianos y el manejo de vectores de enfermedades.

«Realmente es un hito histórico para el país lo que se ha dado con la utilización de la técnica del mosquito estéril, que permite realizar control tanto en lo que es el área alimenticia, como seguridad alimentaria, y en lo que es salud pública», precisó la ejecutiva, destacando el doble impacto de esta tecnología.

Una técnica revolucionaria

La técnica del insecto estéril (TIE) consiste en un proceso preciso que, según explica la directora de la ABEN, «se basa en la crianza masiva de estos insectos. Pasa por una serie de procesos previos, antes de la radiación, donde se identifican los insectos hembras de machos, se los separa y al grupo de insectos machos se los pasa por ciertas dosis de radiación en el cual se esteriliza».

El procedimiento continúa con la liberación permanente de estos insectos machos estériles en áreas afectadas, reemplazando progresivamente a los machos silvestres. «De esa manera se hace el control de plagas, en un caso, por ejemplo, la mosca de la fruta, donde ya permite tener mejores condiciones de productividad, o en el caso del área de salud, ciertos vectores que transmiten zika y dengue, evitando la proliferación de enfermedades», destacó Jiménez.

Lo más significativo de esta tecnología es su carácter ecológico, ya que no utiliza pesticidas químicos, garantizando así la no contaminación de los productos agrícolas y reduciendo el impacto ambiental negativo.

Especies tratadas

«Nos hemos enfocado en el insecto Aedes aegypti, que son los transmisores de lo que es dengue, zika y chikungunya», explicó Jiménez, añadiendo que este trabajo se realiza en cooperación con el Ministerio de Salud y el Programa Nacional de Enfermedades y Transmisiones por Vectores.

En el ámbito agrícola, «hemos estado trabajando con la mosca de la fruta, que el nombre científico es Ceratitis capitata», señaló la ejecutiva de la ABEN, destacando la cooperación con la Universidad Mayor de San Simón en este proyecto.

Mejoramiento genético

Pero las aplicaciones de la tecnología nuclear van más allá del control de plagas. Jiménez explicó que también se trabaja en «el mejoramiento genético de semillas, en el cual también a través de la radiación a diferentes tipos de dosis, nosotros podemos trabajar en la mutación genética de la misma semilla para que sea tolerante a heladas, tolerantes a estrés hídrico, dependiendo de cuáles son las necesidades productivas que tenga el país».

Este proceso permite modificar cultivos como cebada o trigo para que puedan cultivarse en condiciones adversas, como las del altiplano boliviano, o para enriquecerlos nutricionalmente: «por ejemplo, le quitemos ciertos factores o le incrementemos, por ejemplo, hierro», ilustró la directora de la ABEN.

Otra ventaja es la preservación de productos para exportación: «lo que sí se genera también a través de este tipo de técnicas es bajar todo lo que es nocivo para el producto, la carga microbiana, y eso nos permite para ciertos productos de exportación poder exportarlos y que se mantengan durante un periodo de tiempo más largo», explicó Jiménez.

Integración regional

La implementación de estas técnicas también significa un paso importante para la integración regional en términos de estándares fitosanitarios. «Ustedes saben que antes, cuando uno iba a la frontera de Chile o de Perú o de Argentina, se tenía que dejar absolutamente todas las frutas y otras cosas para pasar sin nada. Justamente porque ellos ya hacen este tipo de control de plagas hace mucho tiempo, y nosotros recién estamos empezando», comentó la directora.

Esta «nivelación» con los países vecinos permitirá a Bolivia cumplir con estándares internacionales de calidad y seguridad alimentaria, abriendo nuevas puertas para el comercio exterior de productos agrícolas bolivianos.

Formación científica nacional

El proyecto nuclear boliviano, que ya lleva aproximadamente siete años de implementación, ha permitido la formación de talento local. «Se ha empezado a la formación de masa crítica, que son nuestros jóvenes científicos, técnicos, tanto de la parte tecnológica, ingenieros, como científicos de la parte de ciencias puras, que son los que hoy por hoy están operando las instalaciones que tenemos ya operativas», destacó Jiménez.

La directora de la ABEN resaltó la importancia de «articular todas nuestras posibilidades científicas, no solo desde el ámbito estatal productivo, sino también del ámbito académico». El objetivo es crear una comunidad científica nacional con un «lineamiento claro de las necesidades científicas que necesita el país para su desarrollo».

Impacto socioeconómico

El presidente Luis Arce destacó en sus redes sociales que esta innovación permitirá «disminuir las pérdidas en la producción de frutas y hortalizas en departamentos como Cochabamba, Santa Cruz, La Paz, Tarija, Chuquisaca y Potosí, mejorando la disponibilidad de alimentos y los ingresos de nuestros agricultores».

Asimismo, señaló que «esta técnica reduce la dependencia de pesticidas químicos, protegiendo nuestra biodiversidad y salud», mientras se abren «nuevas oportunidades para la exportación de productos agrícolas bolivianos».

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