Un nuevo protagonista en la transición energética. En medio de la urgencia por reducir las emisiones que provocan el cambio climático, el hidrógeno verde emerge como una de las alternativas más prometedoras. Aunque su desarrollo aún es incipiente en muchos países, Argentina cuenta con condiciones naturales excepcionales para posicionarse como un actor relevante en esta nueva economía de la energía limpia. ¿Qué es el hidrógeno verde, cómo se produce y qué posibilidades reales tiene el país de aprovecharlo?
El hidrógeno es el elemento más abundante del universo, pero en la Tierra no se encuentra libre, sino unido a otros compuestos como el agua o los hidrocarburos. Para aislarlo, se utiliza un proceso llamado electrólisis, que separa el hidrógeno del oxígeno en el agua mediante electricidad. Cuando esa electricidad proviene de fuentes renovables —como la solar o la eólica— el resultado es el llamado hidrógeno verde: un combustible limpio, sin emisiones contaminantes durante su producción.
A diferencia de los combustibles fósiles, las fuentes renovables no generan energía de forma continua. El sol no brilla todo el día y el viento no sopla todo el tiempo. Por eso, el hidrógeno puede ser una solución estratégica: permite acumular la energía sobrante de los días soleados o ventosos, para luego liberarla cuando haga falta.
Además, se puede convertir en derivados más fáciles de almacenar y transportar, como el amoníaco verde, lo que abre la puerta a un comercio energético global limpio.