La petrolera brasileña Petrobras está analizando la posibilidad de reanudar las operaciones en tres clústeres de petróleo y gas en aguas someras.
Los polos Ceará Mar, Sergipe Mar y Garoupa están ubicados en los estados de Ceará y Sergipe, en la región noreste del país, y Río de Janeiro, en el sureste, respectivamente.
Ceará abarca los campos Atum, Xaréu, Curimã y Espada; Sergipe, Caioba, Camorim y Guaricema; y Garoupa, Garoupa, Garoupinha, Viola, Congro, Namorado y Nordeste de Namorado.
Estos activos cesaron su producción en marzo de 2020, en medio del inicio de la pandemia de COVID-19 en Brasil y una fuerte caída de los precios internacionales del petróleo. Se incluyeron en el programa de desinversión de la compañía estatal, pero finalmente no se vendieron.
A través de su oficina de prensa, Petrobras señaló que identificó una potencial optimización al reanudar la producción en las concesiones y hasta la retirada definitiva de las plataformas fijas, prevista para después de 2030.
“Esto permitirá maximizar los resultados de los proyectos, ya que son necesarios elevados gastos para mantener la integridad de los activos hasta el momento del desmantelamiento”, dijo la firma a BNamericas.
Agregó que evalúa la posibilidad de efectuar pruebas en las instalaciones para evaluar la viabilidad de las inversiones, lo que podría dar lugar a una producción extra e ingresos fiscales, generando valor tanto para la empresa como para la población.
Desde el descubrimiento de los yacimientos presalinos en la primera década de este siglo, Petrobras se ha centrado en la exploración y producción en aguas profundas y ultraprofundas.
En la última década, la petrolera vendió la mayoría de sus activos costa adentro y en aguas someras, con algunas excepciones, como los polos Ceará Mar, Sergipe Mar, Garoupa, Bahia Terra y Solimões.
Con el regreso de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil, la mayoría de las desinversiones de Petrobras se detuvieron, en línea con la postura de su partido PT sobre la propiedad pública y los intereses de los trabajadores petroleros, partidarios políticos clave de Lula.
A principios de julio, la CEO de Petrobras, Magda Chambriard, dijo a la prensa que la compañía estaba considerando volver a intentar vender Bahia Terra, lo que provocó una reacción inmediata de los trabajadores petroleros.
El martes, el sindicato de trabajadores petroleros FUP y la asociación nacional de accionistas minoritarios, Anapetro, exigieron que Petrobras «publique urgentemente un comunicado dirigido al mercado que aclare su posición institucional sobre la situación de la venta del activo».
«Las declaraciones sobre la posible venta del polo Bahia Terra son inaceptables. Constituyen un retroceso que amenaza la historia, el empleo y el futuro de Petrobras. La privatización implica repetir los errores del pasado: precariedad laboral, fuga de inversiones y desmantelamiento que solo perjudican al pueblo brasileño», sostuvo el coordinador general de la FUP, Deyvid Bacelar, en un comunicado.