En Bolivia existen dos problemáticas con la gestión de residuos: la acumulación de desechos en botaderos sin tratamiento y la necesidad de reducir el uso de combustibles fósiles en la industria. Una solución que empieza a ganar terreno es el coprocesamiento, una tecnología que aprovecha residuos no reciclables como fuente de energía en hornos de las industrias, generando beneficios ambientales, económicos y sociales.
Este modelo se debatió en el conversatorio “Coprocesamiento en la industria cementera: una solución sostenible para la gestión de residuos en Bolivia”, organizado por Itacamba Cemento S.A. y la Fundación Fundares, institución creada a iniciativa de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco).
La actividad reunió a representantes del sector privado, entidades públicas y especialistas en sostenibilidad, con el objetivo de promover alianzas que impulsen esta práctica.
Desde la perspectiva de la Fundación Fundares, el coprocesamiento es una herramienta clave para avanzar hacia la sostenibilidad. Carlos Limpias, director de la entidad, explicó que reemplazar parte del gas en los hornos cementeros con residuos no reciclables puede sustituir de manera considerable el combustible fósil utilizado en la producción de cemento, puso de ejemplo a Soboce que tiene una disminución de hasta el 30% con esta técnica.
Residuos
“Estamos enterrando recursos y privándonos de generar empleo. Este tipo de procesos puede replicarse en otras industrias e incluso aprovechar el biogás de residuos orgánicos para producir energía eléctrica”, resaltó.
Limpias enfatizó que Fundares busca generar espacios de articulación entre empresas privadas, gobiernos municipales y sociedad civil, para mejorar la recolección, clasificación y disposición de residuos. Recordó que el grueso de los desechos urbanos proviene de la gestión municipal, por lo que el sector público juega un papel decisivo para que el coprocesamiento alcance su máximo potencial.
“Si logramos clasificar los residuos en origen y disponerlos adecuadamente, el coprocesamiento puede escalar mucho más rápido”, señaló.
Marcelo Morales, gerente general de Itacamba Cemento S.A., explicó que la empresa ya aplica el coprocesamiento en su planta de producción, principalmente con neumáticos fuera de uso, cartones, papeles y residuos minerales que provienen de su propio proceso industrial. “Nuestra planta está capacitada para recibir diversos residuos. Esto crea un círculo virtuoso muy interesante que involucra a la industria, los municipios y la sociedad”, afirmó.
Según el gerente general de la cementera la adopción del coprocesamiento no solo permite reducir el volumen de desechos enviados a rellenos sanitarios, sino también optimizar el uso de combustibles. Subrayó que la inversión necesaria para ampliar su alcance varía según el volumen y las condiciones logísticas de cada caso.
Proyecto
“Dependiendo de la magnitud del proyecto, se puede requerir desde montos menores hasta $us 5 o 10 millones”, detalló. En su criterio, el éxito de este modelo depende de la capacidad de establecer cadenas de valor que conecten a las comunidades generadoras de residuos con las industrias que pueden aprovecharlos.
Además de los beneficios ambientales, ambos coincidieron en que el coprocesamiento abre oportunidades para dinamizar la economía circular en Bolivia. Al transformar residuos en recursos útiles, se prolonga la vida útil de los rellenos sanitarios, se reducen emisiones y se genera empleo en la cadena de recolección, transporte y procesamiento de materiales.
El desafío principal, apuntaron, es escalar esta tecnología, adaptándola a distintas realidades regionales y asegurando que los marcos normativos y las alianzas público-privadas acompañen su implementación.