Luego de esperar por más de tres años y no ver respuesta alguna en Bolivia, la empresa Bolivian Industrial Technology, emprendimiento boliviano dirigido por el empresario Xavier Iturralde, inauguró el pasado 29 de agosto en la zona industrial de Villeta, en Paraguay, la primera línea de producción de diésel sintético de alta calidad a partir de residuos, como neumáticos, aceite y plásticos.
Pero ¿cuáles fueron los factores que no permitieron que un proyecto tan necesario en Bolivia se concrete en el territorio nacional?
Uno de los motivos tiene que ver con la falta de respaldo normativo y trabas jurídicas. Xavier Iturralde, CEO de la empresa, sostiene que en Bolivia el problema está en la comercialización de este combustible, pues “no hay un marco, una normativa, una ley, algo que permita esto”.
Además, el empresario paceño agrega que en el país se requiere un cambio constitucional para poder implementar proyectos de este tipo, puesto que el Estado es el ente que regula, que interviene y que decide quién puede y quién no puede comercializar las reservas energéticas del país.
Iturralde también hizo notar que faltó voluntad política para concretar este ambicioso proyecto. “En Bolivia literalmente no nos han dejado. A pesar de haber tenido más de 70 reuniones con el gobierno central, nunca nos ha dado el resguardo jurídico para nosotros poner la planta y poder vender los hidrocarburos que estamos produciendo”.
Para el analista económico, Fernando Romero, la actual Ley de Promoción de Inversiones no es apropiada para fortalecer y atraer inversiones privadas nacionales ni extranjeras, “la Ley Laboral que literalmente es enemiga del empresariado privado, y si se le suma esto, la carga laboral y la presión impositiva, hacen que realmente sea difícil invertir o hacer negocios en Bolivia”.
La alta carga tributaria y complejidad del sistema fiscal boliviano fue otra de los factores. Iturralde sostiene que en Paraguay hay menos burocracia, porque el marco político está dado para que cualquiera pueda invertir, con impuestos reducidos, incluyendo un 10% de IVA, un 10% de IUE, y, en el caso de Hidrocarburos, un 10% específico a la importación de Hidrocarburos.
“En Bolivia tenemos 13% de IVA, 3% de IT, 25% de IUE, y hay obviamente el IDH. En el tema de las maquinarias, Paraguay tiene un arancel fijo para cualquier maquinaria del 10%, y si es para producir, inclusive se puede optar para una normativa que elimina cualquier tipo de impuesto y recién después de 10 años se paga. En Bolivia, para importar tenemos IVA, tenemos GAC, tenemos ICE, y una gran variedad de impuestos. Por eso Paraguay, sin tener recursos naturales, está en un crecimiento constante de entre 4 y 5% anual”, explica el empresario.
Además, Villeta ofrece un marco jurídico industrial para ver facilitar temas de licencia ambiental y permisos municipales. No se trata de una zona franca ni de una zona económica especial, sino que presenta un espacio en el que las industrias se establecen de manera más sencilla.
Además, el empresario también observa que el gobierno boliviano priorizó otros proyectos como la producción de biodiésel a partir de cultivos (palma aceitera, el macororó y la jatropha), en lugar de respaldar soluciones basadas en reciclaje de llantas, plásticos y aceites usados. Iturralde incluso señala en otros reportes de prensa que su tecnología era más avanzada que la de biodiésel, pero que no recibipo el respaldo necesario.
Romero ve que hay muchas cosas que se deben mejorar o cambiar. “Pienso que se debería refundar el país, no solamente en lo económico, sino en lo institucional, en lo normativo, en lo legal, en varios aspectos, para que realmente Bolivia sea una economía con un desarrollo económico y sostenible a largo plazo, y que permita también pensar en dejar una matriz primaria exportadora con valor agregado”, expresó el economista.
Sostiene que el nuevo gobierno tendrá la tarea fundamental de, primero, estabilizar la economía, pero hacer reformas estructurales si queremos en un futuro no muy lejano que las empresas bolivianas se queden y vengan empresas extranjeras, se invierta en tecnología, en capital financiero, y que se vea Bolivia como un país con oportunidades de desarrollo y de hacer negocios. “Pero por el momento eso es difícil. Es claro que bolivianos están en otros lugares como el Paraguay, o fuera del mundo, buscando otras opciones que lastimosamente no las encuentran aquí”, manifiesta.
El empresario boliviano está agradecido con Paraguay por respaldar este proyecto que tendrá un impacto regional. “Es un ejemplo de lo que se puede lograr con visión y esfuerzo. No pierdo la esperanza de que un nuevo gobierno en Bolivia otorgue el marco jurídico necesario para replicar esta iniciativa en el país”, recalca.
Pese a no haber podido concretar la planta de diésel sintético en Bolivia, uno de los principales objetivos de Bolivian Industrial Technology es crear un polo de desarrollo y de investigación en La Paz, con miras a transformar la empresa en una industria de matriz de desarrollo para el departamento paceño, que se podría transformar en el principal productor de hidrocarburos del país, pero en base a residuos.
“El objetivo siempre ha sido crear algo en Bolivia. Al utilizar los residuos del país, nos aporta un tema medioambiental muy importante, y obviamente al ser una empresa matriz de desarrollo de hidrocarburos, permite crear muchas oportunidades en cuanto a empleo. Como paceños y como bolivianos, lo que queremos también es convertirnos en una transnacional, porque la tecnología se la pueden implementar en diferentes lugares, pero la sede la podemos tener aquí en La Paz, como parte de la puerta del desarrollo de nuestra ciudad”, concluye Iturralde.