Paraguay acelera las gestiones para concretar el Gasoducto Bioceánico y posicionarse como un nuevo centro energético regional, afirmó el viceministro de Minas y Energía, Mauricio Bejarano, en una entrevista con La Nación de Paraguay.
El proyecto avanza en paralelo a un proceso de armonización normativa que involucra a Argentina, Brasil y organismos regionales.
El gasoducto, que nació tras la firma de un memorándum de entendimiento entre Paraguay y Argentina para evaluar la exportación de gas natural, ingresó a una fase de trabajo técnico constante. Equipos de ambos países sostienen reuniones virtuales para ajustar aspectos regulatorios, operativos y de interconexión.
Paraguay
Bejarano explicó que la iniciativa forma parte de una agenda más amplia coordinada por la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), que impulsa un estudio para armonizar las regulaciones energéticas del Mercosur y Chile. En este contexto, Paraguay trabaja en la actualización de su Ley del Gas Natural, vigente desde 1997 pero nunca reglamentada, con el fin de adecuarla a estándares modernos y convertirse en un destino seguro para inversiones de gran escala.
El Gobierno paraguayo prevé contratar en breve a un especialista para avanzar en la armonización normativa con Argentina, un proceso que luego se replicará con Brasil. Este paso es clave para que, al momento de firmar los contratos del gasoducto y de futura comercialización, exista un marco regulatorio moderno, compatible y previsible.
El siguiente hito será avanzar en un memorándum de entendimiento con Brasil, más allá del ya existente con Mato Grosso. Durante la próxima Cumbre del Mercosur, se prevén reuniones bilaterales entre ministros de Energía para profundizar el acuerdo. Brasil es un socio estratégico, ya que consume alrededor de 70 millones de metros cúbicos de gas por día.
Ruta
En cuanto al trazado, los estudios técnicos confirman que la opción más eficiente es cruzar el Chaco paraguayo siguiendo el corredor de la Ruta Bioceánica. Esta alternativa permitiría abastecer al nordeste argentino y al mercado brasileño, además de implementar el sistema en aproximadamente cinco años, un plazo considerado competitivo ante la urgencia energética regional.
Sobre las inversiones, Bejarano detalló que el gasoducto requerirá alrededor de $us 2.000 millones para un ducto de 32 pulgadas con capacidad de transportar 30 millones de metros cúbicos diarios. Paralelamente, se proyecta una planta de generación eléctrica en el Chaco Central, que utilizaría el gas como fuente primaria. Este segundo proyecto demandaría cerca de $us 1.000 millones y tendría una capacidad de 1.000 MW, bajo tecnología de ciclo combinado u otros sistemas avanzados.
El financiamiento, señaló el viceministro, podría provenir mayoritariamente del sector privado, que observa el proyecto con interés siempre que exista seguridad jurídica y un marco regulatorio regional coherente.
De concretarse el proyecto, Bolivia tendría un competidor directo para abastecer a los que fueron sus dos principales mercados en la exportación de gas: Brasil y Argentina.








