Bolivia ingresó en una estanflación desde la pasada gestión y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyecta que crecerá 0,5% en 2025, similar cifra será el 2026. El organismo internacional muestra que la economía del país se desacelera de 1% a 0,5%.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística (INE), presentada en julio de la presente gestión, Bolivia había crecido en 2024 sólo 0,73%, pero en su página web, actualiza el dato y muestra un decrecimiento de -1,12%.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la cifra que registrará el país será 0,6%, mientras el Banco Mundial (BM) proyectó una recesión en 2025, estimando una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de -0.5% para ese año, anticipando que esta tendencia negativa se extienda a 2026 (-1.1%) y 2027 (-1.5%).
Ahora, recientemente la Cepal también difundió las proyecciones de crecimiento en su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe (2025) y Bolivia registrará una cifra de 0,5% para 2025 y similar dato para el 2026.
Las proyecciones del gobierno de Luis Arce fijaron un crecimiento de 3,5 para 2025 y para el 2026 bajaron la estimación a menos de 1%.
En su momento, el INE argumentó que la cifra baja obedecía a los bloqueos, al clima y a la volatilidad del dólar; sin embargo, no mencionó que también obedece a la falta de combustible en el mercado nacional.
La situación no cambió, ya que el diésel sigue faltando debido a que la importación alcanza a casi el 95% del consumo interno, mientras que la gasolina bordea el 55%.
Bolivia se encuentra en una crisis económica y energética, requiere de divisas extranjeras para equilibrar el tipo de cambio, también para la importación de combustibles; mientras tanto, la subvención está en la mira para cerrar una buena parte del déficit fiscal.
Las autoridades del sector de hidrocarburos anunciaron que, en las próximas semana, tendrán información sobre el costo del precio de los combustibles, mientras los de Economía trabajan en la reformulación del Presupuesto 2026, para aplicarlo en marzo, con una reducción del déficit fiscal de 30%.
Economistas como Mauricio Ríos, aboga por la implementación de medidas de shock, el gobierno elige el gradualismo y retrasa su propuesta económica hasta marzo.
Por otro lado, en opinión de varios economistas el primer paso a dar debe ser con la eliminación de la subvención parcial o total.
El economista y docente de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), Ernesto Bernal, en su momento, indicó que no aplica medidas de shock ni gradual.
Informe
América Latina y el Caribe sigue enfrentando una trampa de baja capacidad para crecer. Las proyecciones de la Cepal indican que la región crecerá alrededor del 2,3% en 2026, cifra levemente menor al 2,4% de 2025, definiéndose así una secuencia de cuatro años con tasas de crecimiento de alrededor del 2,3%.
El Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe muestra que ese desempeño se da en un entorno mundial incierto y con limitaciones internas que restringen un mayor crecimiento de la inversión, la productividad y la capacidad de generar empleo formal.
El panorama económico de la región muestra señales mixtas. Si bien la inflación continúa descendiendo y facilita posturas monetarias más acomodaticias, el crecimiento del consumo privado disminuye, señala el documento.
La inversión, aunque se recupera, se mantiene contenida y las brechas laborales de género persisten. Entretanto, las cuentas externas muestran déficits moderados, pero persistentes, con vulnerabilidades vinculadas a la dependencia de exportaciones primarias y crecientes pagos de intereses.
Salir de la trampa de baja capacidad para crecer exige políticas más coordinadas e instituciones sólidas para gestionarlas y darles continuidad. Se requiere combinar sostenibilidad fiscal con mayor inversión, políticas monetarias orientadas a la estabilidad y escalar las políticas de desarrollo productivo para impulsar la innovación y el empleo de calidad, sugiere la Cepal. “Solo mediante ese enfoque integral la región podrá fortalecer su resiliencia y avanzar hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible”, sostiene.