A pocos días de cerrar un año marcado por la escasez de diésel, el encarecimiento de insumos por la falta de dólares y las restricciones a las exportaciones, los productores agropecuarios aseguraron el abastecimiento de alimentos para todo el país, aunque advirtieron que será el mercado —y no el productor— el que determine los precios, especialmente ante la mayor demanda propia de las fiestas de fin de año.
Desde la Asociación de Avicultores de Santa Cruz, su presidente Enzo Landívar explicó que el sector atraviesa un escenario de sobreoferta, situación que mantiene deprimidos los precios al productor, incluso por debajo de los costos de producción.
“Hoy se le está pagando al productor mucho menos de lo que cuesta producir. Esto ocurre porque hubo un crecimiento importante en la producción de pollo y huevo, lo que ha generado una oferta mayor que la demanda”, señaló.
Landívar precisó que este comportamiento es habitual en la temporada de verano y descartó incrementos bruscos en el corto plazo. “Históricamente, diciembre y parte de enero son los meses con precios más bajos tanto para el pollo como para el huevo”, afirmó.
Cerdo: más demanda, posible ajuste
En el sector porcino, el presidente de la Asociación Departamental de Porcicultores de Santa Cruz (Adepor), Jorge Méndez, indicó que, pese a las dificultades del año, la producción se mantuvo en niveles aceptables.
“La producción ha sido buena, aunque no excelente. En Navidad la demanda sube y eso suele empujar los precios al alza, pero el productor no fija el precio: este se rige por la oferta y la demanda”, explicó.
Leche: el sector más golpeado
Más crítica es la situación del sector lechero. El presidente de la Federación de Productores Lecheros de Santa Cruz (Fedeple), Juan Manuel Rojas, reveló una caída sostenida de la producción y el cierre de más de 120 lecherías desde 2023.
“Somos productores que trabajamos los 365 días del año, pero también pasamos 365 días haciendo fila para conseguir 10 o 20 litros de diésel diarios”, lamentó.
Rojas subrayó que el problema va más allá del precio de la leche y apunta a la falta de condiciones productivas, como el acceso regular a combustible, insumos, granos y biotecnología. Aun así, el sector confía en cerrar acuerdos con el Gobierno que permitan revertir la tendencia y crecer al menos un 5% en 2026.
El precio no depende solo del productor
Desde una mirada integral, el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Klaus Frerking, señaló que los precios ya comienzan a mostrar señales de autorregulación, impulsadas por una mayor oferta.
“Eso demuestra que el productor cumple con el país garantizando alimentos. A partir de ahí, es el mercado el que define el precio para todos los bolivianos”, afirmó.
Frerking recordó que la cadena de comercialización no termina en el campo y que los precios finales están influidos por intermediarios, contrabando y variables macroeconómicas. Añadió que la reciente baja en productos como el queso responde, en parte, a la reducción de incentivos para el contrabando.
Hortalizas y frutas: precios estables
En contraste, el sector hortofrutícola presenta un panorama más favorable. El presidente de la Asociación de Horticultores y Fruticultores de Santa Cruz (Asohfrut), Nué Morón, aseguró que existe una amplia disponibilidad de productos, lo que permitirá mantener precios estables durante diciembre.
“El abastecimiento de diésel ha mejorado, no al 100%, pero lo suficiente para producir con mayor normalidad”, explicó.
Recordó que el alza del precio del tomate en meses anteriores fue consecuencia directa de casi cinco meses de escasez de combustible, situación que empezó a revertirse recientemente.
Presión estacional, sin riesgo de desabastecimiento
Los productores coincidieron en que fin de año es históricamente una etapa de presión inflacionaria, impulsada por una mayor demanda, mayor circulación de dinero y costos acumulados. Sin embargo, enfatizaron que no existe riesgo de desabastecimiento y que Santa Cruz sigue cumpliendo su rol estratégico como principal proveedor de alimentos del país.
El verdadero desafío —advirtieron— no está en la capacidad productiva, que quedó demostrada incluso en condiciones críticas, sino en garantizar combustible, insumos y reglas claras que permitan precios estables para el consumidor sin asfixiar al productor.



















