Por: Jorge Aguilera, Analista energético Ingeniero Electromecánico, con 20 años de experiencia en el sector.
Después de la pandemia, y al igual que nuestros vecinos y la gran mayoría de los países en el mundo, Bolivia se encuentra en una delicada situación económica, que además se afecta por una balanza comercial poco favorable, alta dependencia de la exportación de materias primas, como el gas natural, cuya producción está en declinación, generando incertidumbre sobre las perspectivas para el futuro de corto y mediano plazo.
Los proyectos de energía alternativa (biogás, eólica, solar) representan una solución a la generación termoeléctrica (fuente no renovable, la producción nacional de gas natural tiene una declinación natural pronunciada) y además pueden impulsar nuestra economía, mejorar la balanza comercial, mejorar las proyecciones de inversión y recaudación fiscal, incrementar los ingresos para el estado, generar fuentes de empleo y mejorar el nivel de vida de todos los bolivianos.
Adicionalmente, a largo plazo pueden significar la garantía de independencia energética, y pueden también representar un recurso estratégico y una fuente de ingresos para el departamento y las localidades productoras más allá de la producción de hidrocarburos.
Analizaremos brevemente algunos tipos de energías alternativas y el marco legal general vigente en el país para su implementación.
Energía Eólica
Uno de los pasos positivos de ENDE al respecto, es la iniciativa de aprovechar el potencial eólico, alcanzando una potencia instalada de casi 134 MW (bnamericas, abril 2021), con la inauguración el año pasado de la planta El Dorado en Santa Cruz, con una potencia instalada de 54 MW (MHE, noviembre 2021).
Se estima que por cada 100 MW de energía eólica se generan 27 puestos de trabajo para la operación de las instalaciones y se evita la emisión de 100.000 toneladas de CO2 (El Economista, España, diciembre 2021), por lo que el incentivo a la participación privada para que tome parte en esta actividad económica, ya sea de forma independiente o mediante Asociaciones Público-Privadas (APPs) puede significar un gran alivio a la demanda del mercado interno de gas natural, un incremento del empleo formal de calidad y una mejora en la recaudación fiscal.
Energía Solar
Un ejemplo importante en el mundo de generación de energía eléctrica utilizando parques solares es Alemania, que con una exposición media anual solar de 1.200Kwh/m2-año (Fundación Solón, 2017), alcanzando hasta el 40% de la energía consumida durante los picos de producción en los días de mayor exposición solar (Agora Energiewende, Alemania, 2020), llegando a generar más energía solar que España, Portugal, Italia y Francia juntas y representando el 8.2% del consumo eléctrico alemán anual bruto (Energías Renovables, España, 2020).
En nuestro caso, la exposición anual promedio alcanza los 1.800Kwh/m2-año en el Este del país, y hasta los 2.500Kwh/m2-año en el occidente, valores considerablemente mayores a los que aprovecha Alemania.
Adicionalmente, se estima que cada 100Mw de generación fotovoltaica reducen hasta 70.000 toneladas de CO2, y generan 14 puestos de trabajo para la operación de la planta (El Economista, España, 2021).
Una iniciativa nacional interesante al respecto es la inauguración de la planta solar más alta del mundo, Ancotanga, en Oruro, consta de más de 300.000 paneles fotovoltaicos en 214 hectáreas y una capacidad de 100Mw que son aportados al SIN (DW, Alemania, 2021).
Igualmente, esta es una oportunidad para ser aprovechada no sólo por la estatal ENDE, si no también por privados, para quienes se requieren los incentivos apropiados para impulsar su participación.
Waste to Energy (WTE)
La conversión de la basura en energía no es un tema nuevo, hay países que son un ejemplo de éxito, uno de ellos es Noruega, donde la planta de Klemetsrud en Oslo quema unas 410.00 toneladas anuales de basura y tiene que importar el 12% de los desechos que utilizan para generar energía (Infobae, marzo 2.018), o Suecia, que en un caso aún más extremo, ha tenido que llegar a un acuerdo con sus vecinos para importar hasta 800.000 toneladas de residuos para abastecer a sus plantas de WTE (La Razón, España, enero 2020).
En nuestro caso, se estima que sólo la ciudad de Santa Cruz de la Sierra produce unas 1.800 toneladas de basura por día (Los Tiempos, febrero 2019), lo cual es consistente con el dato del INE, que estima para 2016 un total de 558.229 toneladas, dando un valor de 1.529 toneladas por día. De toda esta basura, Emacruz estima que el 52% corresponde a basura orgánica (Emacruz, julio 2017). Si consideramos que se puede generar un promedio de 0.6MWh por tonelada métrica de basura (N.J. Themelis, Metropolitan Sustainability, pg 500-519, 2012), y sólo tomamos en cuenta la basura orgánica, se podrían instalar plantas de 25 MW de forma modular, y en un programa que apunte a la generación de al menos 100 MW, como dato interesante: la demanda máxima registrada por la CRE para el 2020 fue de 699.75 MW (AETN, Bolivia, Anuario Estadístico, 2020).
Un ejemplo local de aprovechamiento de los desechos orgánicos para la generación de energía eléctrica es el Ingenio Azucarero Guabirá, con una potencia instalada de 25 MW, que se generan utilizando el bagazo de caña como energía primaria.
Otros beneficios del sistema WTE: la quema directa reduce la cantidad de desechos en un 87% (EIA, 2020); una tonelada de basura orgánica produce hasta 0.2 toneladas de metano (UNAM-DGCS-005, México, enero 2013) y al quemarse produce unas 0.7 toneladas de CO2 (EA, Inglaterra y Gales, febrero 2020), siendo el metano 25 veces más contaminante que el CO2, 0.2 toneladas de metano equivaldría a 5 toneladas de CO2, por lo que, si tomamos en cuenta que incinerar los desechos orgánicos para generar energía eléctrica también soluciona los problemas con los lixiviados, eliminando el riesgo constante de contaminación de aguas subterráneas, esta actividad no sólo ahorra el espacio necesario para vertederos municipales, sino que también es más amigable con el medio ambiente que enterrar la basura de forma tradicional. (Ver gráfico 2)
Marco Legal General
En el sector energético, en Bolivia, hay marcos legales distintos para diferentes áreas, el marco legal para la inversión en hidrocarburos necesita revisarse como muchos especialistas del tema han coincidido, pero en el área eléctrica la Ley vigente permite y alienta la inversión privada y el MHE muestra interés en las energías alternativas.
La ley vigente es la Ley 1604 del 21 de diciembre de 1994, y el Reglamento de Operación del Mercado Eléctrico (ROME) se emitió mediante DS 26093 del 2 de marzo de 2001. La Ley 1604 define en su artículo 2 lo siguiente:
Empresa Eléctrica. Es la persona colectiva, pública o privada, nacional o extranjera, incluyendo las cooperativas, constituida en el país, que ha obtenido una Concesión (Distribución) o Licencia (Generación y Transmisión) para el ejercicio de actividades de la Industria Eléctrica.
Generación
Es el proceso de producción de electricidad en centrales de cualquier tipo. Para efectos de la presente ley, la Generación en el Sistema Interconectado Nacional y la destinada a la exportación, constituye producción y venta de un bien privado intangible.
La misma Ley establece en su artículo 4 la condición de Necesidad Nacional a la cadena integradora de la actividad eléctrica, y en su artículo 7 afirma la libre competencia en el sector.
La Ley 1604 limita la participación privada para el mercado local, ya que en su artículo 15, inciso c, se especifica que el derecho propietario privado no podrá exceder el 35% de la capacidad instalada para consumo nacional, sin embargo, no existe limitación para la capacidad instalada para exportación. Asimismo, es interesante ver que la capacidad instalada actual alcanza los 3.431 GWh (Datos Macro, 2020), es decir que existe disponibilidad para la instalación de generación privada (nacional o extranjera), por hasta 1.847 GWh para el consumo nacional, sin limitación para la exportación.
Por su parte, el Plan Sectorial de Desarrollo Integral para Vivir Bien 2021 – 2025 del Sector Energético elaborado por el MHE establece en el Pilar 7 de la Agenda Patriótica, en su Meta 4.3 “Diversificar la matriz energética hacia la consolidación de fuentes de energía renovables y sustentables, generando excedentes para las exportaciones” y cuenta con la participación de actores públicos y privados, asimismo se incluye como acción sectorial la “Implementación de plantas de generación renovable” y considera la contribución y participación de empresas privadas de generación.