Brasil corre riesgo de quedarse sin gas boliviano y Petrobras busca salidas

País importa 30% del GNL que consume; ante una posible falta de suministro boliviano, Petrobras acelera la finalización de la Ruta 3 del gasoducto del presal y busca alternativas con otros productores, como los argentinos

La escasez de inversiones está poniendo en riesgo la condición de Bolivia como exportador de gas natural y el país podría convertirse en importador del producto para 2030, según especialistas en la materia. El gobierno rechaza estas predicciones, citando planes de inversión de al menos US$ 325 millones para exploración y prospección de nuevos pozos por parte de la estatal Yacimientos Petrolíferos Federales de Bolivia (YPFB), actualmente el mayor proveedor externo de gas de Brasil.

A través del Gasoducto Brasil-Bolivia, Brasil importa el 30% del gas natural licuado (GNL) que consume. Bolivia ya envió 30 millones de m3 diarios a Brasil, luego de una renegociación de precios en mayo del año pasado, este envío aumentó a 20 millones de m3 diarios.

Con la posible falta de suministro boliviano en el radar, Petrobras acelera la finalización de la Ruta 3 del gasoducto del presal y busca alternativas, con otros productores, como los argentinos.

La Paz admite que “entre 2015 y 2016” hubo una reducción natural de la producción. Bolivia exportó US$ 2.750 millones de gas de enero a noviembre de 2022 y tiene a Brasil como uno de sus mayores compradores. Las ventas, sin embargo, han ido cayendo.

Según un estudio de la consultora especializada Wood Mackenzie, en unos años la producción de gas en Bolivia no alcanzará ni siquiera para abastecer el consumo interno.

“Vamos a hacer una fuerte inversión en algo que transformará la producción de gas natural en Bolivia, con uno de los mayores aportes en la historia de nuestro país, que nos permitirá encontrar nuevos megayacimientos”, dijo, en una nota, el presidente de YPFB, Dorgathen Tapia, en reacción a la publicación del estudio Wood Mackenzie. La empresa estatal dice que prepara la exploración de 32 áreas prospectadas en el sur y este de Bolivia.

“Decir que nos estamos quedando sin gasolina es un error de juicio”, continuó Tapia. “A pesar de la caída natural de la producción, esta situación está a punto de revertirse con la perforación de nuevos pozos y el descubrimiento de otros yacimientos. Estamos trabajando en ello”, dijo el presidente de YPFB.

Wood Mackenzie, sin embargo, informa que las últimas operaciones no han tenido éxito. En 2021, la empresa estatal planeaba explorar 20 pozos en el país, pero perforó solo 3, y estaban secos.

“Nuestra investigación indica que los operadores han reducido sus gastos en Bolivia debido a campañas fallidas para aumentar la producción, especialmente en campos establecidos”, dijo Wood Mackenzie en respuesta a una consulta por escrito. “Además, los esfuerzos de exploración más recientes no han mostrado los resultados deseados. Dos o tres pozos de exploración de alto potencial fallaron”, dijo la consultora.

Según analistas de la consultora británica, las exportaciones totales de gas de Bolivia han caído aproximadamente un 40% desde 2015. “Esperamos tasas de caída a este ritmo en el corto plazo”, analizó Wood Mackenzie, quien señaló que la demanda interna de gas en Bolivia tiende a disminuir. crecer en el mismo período.

“La preocupación con Bolivia es muy evidente porque hace tiempo que se nota el declive. El país no ha tenido éxito en atraer inversión privada para explorar nuevos campos y, por anuncios recientes, lo que se ve es a la misma YPFB aportando capital porque, de hecho, las reglas del país hace mucho tiempo que no son atractivas”, dijo Rivaldo Moreira Neto. , CEO de la consultora brasileña Gas Energy.

También afirmó que el negocio de los hidrocarburos implica riesgos acentuados, y la percepción del mercado es que los bolivianos están lejos de ofrecer un entorno propicio para inversiones a un nivel ideal. “Con las compañías petroleras centrándose cada vez más en la transición energética, los inversores buscan beneficios económicos rápidos y un entorno empresarial favorable. Bolivia no encaja en ninguno de estos parámetros”, dijo Moreira Neto.

“Los bolivianos no pudieron agregar nuevas áreas a los yacimientos que ya conocían y tuvieron que intervenir para explotarlos al máximo”, continuó Moreira Neto. “Esto explica un poco por qué la producción boliviana incluso tardó un poco más de lo esperado en caer. Pero lo que se puede ver detrás de la caída actual, en nuestra opinión, es la cuestión del agotamiento en sí. Ya no hay nada que hacer en estos campos, y es necesario explorar otras áreas. Y para eso necesitan recursos”, analizó.

“¿Cómo llegamos a esta situación?”, preguntó, en un texto en su sitio web, el exsenador y excandidato de derecha a la Presidencia de Bolivia Óscar Ortiz Antelo. “Principalmente con un marco legal que se orientó a recaudar la mayor cantidad de impuestos posible y extraer el gas cada vez con mayor rapidez para financiar el gasto público que se multiplicó a niveles nunca vistos en nuestra historia”.

“Casi todas las inversiones durante el llamado período de auge [hasta 2015] estaban destinadas a expandir la extracción de las reservas descubiertas en la década de 1990”, continuó Ortiz. “Olvidaron que las reservas de hidrocarburos no se pueden sembrar ni cultivar, sino que requieren un proceso de exploración continuo”.

Ortiz pronostica que las perspectivas para el gas boliviano son aún peores en un mercado cambiante. “Solo tenemos dos mercados, Argentina y Brasil. A finales de 2024 perderemos el primero porque habrá alcanzado su autosuficiencia. Y de los segundos nos volveremos totalmente dependientes, aunque logremos convencerlos de que tendremos reservas suficientes para asumir compromisos de mediano plazo”, analizó.

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