Una «falla» en líneas de alta tensión de 220 kilovoltios (KV) en Cuba dejó este lunes al centro y el este de la isla sin suministro eléctrico, informó la Presidencia a través de Twitter.
De acuerdo con la empresa estatal Unión Eléctrica (UNE), 7 de las 15 provincias de Cuba están sin corriente desde pasado el mediodía: de la central Ciego de Ávila a las orientales Camagüey, Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.
El Ministerio de Energía y Minas confirmó en redes sociales que la causa del siniestro «fue el incendio en un cañaveral de la zona», como había apuntado como hipótesis poco antes el titular de esta cartera, Vicente de la O Levy.
Indicó asimismo que «se trabaja en el restablecimiento del sistema», que «demorará entre 4 y 5 horas».
La «falla en la red», según lo calificó la UNE, ocurrió entre Sancti Spíritus y el municipio de Nuevitas (Camagüey).
Este corte en el suministro es uno de los mayores desde el pasado 27 de septiembre, cuando se alcanzó un momento de «cero generación» eléctrica tras el paso por el occidente de la isla del huracán Ian, con fuerza 3 sobre 5 en la escala Saffir-Simpson. La isla quedó completamente a oscuras.
Desde entonces, los apagones han disminuido de forma notable, especialmente desde la segunda quincena de diciembre, y se han mantenido a niveles menores en las primeras semanas de 2023, con afectaciones por debajo del 10 % en horario de máxima demanda.
El sistema energético cubano se encuentra en una situación precaria, como se evidenció el año pasado, cuando los apagones eran diarios y prolongados, de hasta 12 horas al día en algunas regiones. Las afectaciones llegaron en ocasiones a casi el 40 % del país.
Entre las causas de esta situación se encuentra la antigüedad de las 8 plantas termoeléctricas terrestres del país -con un promedio de más de 40 años en uso-, el déficit de inversiones en el sistema energético nacional y la falta de combustible para las centrales.
La situación se ha exacerbado en los últimos años por la grave crisis económica que atraviesa el país por la confluencia de la pandemia, el endurecimiento de las sanciones de EE.UU. y los errores en la política monetaria nacional.
Los apagones tienen un importante costo económico, como ha reconocido el Gobierno cubano, y también generan descontento social, como se evidenció el año pasado.
Después del huracán Ian se produjo en Cuba -y especialmente en La Habana- el mayor número de protestas del año pasado, todas ellas espontáneas, menores y de carácter pacífico.