El ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, advirtió sobre la interferencia real de “intereses económicos foráneos” en la explotación de recursos energéticos en el país, especialmente en el metal blanco estratégico de hoy, el litio.
Esos intereses económicos provenientes desde el exterior, que se revisten de posturas políticas, están en casi todos los emprendimientos estatales de explotación energética, afirmó.
“Los obstáculos que tenemos que enfrentar en ese camino (de la industrialización de recursos energéticos) son de índole principalmente política, y que detrás de ellos entendemos que hay intereses económicos”, renunció este domingo en la estatal Bolivia TV.
Intereses foráneos
En su criterio, “muchos de esos intereses económicos son intereses foráneos”.
Molina insistió en el “modelo soberano” de la industria del litio. “YLB es propietaria del cien por ciento (del recurso), y la industria que está a cargo de la construcción de las plantas es YLB”.
Explicó que “los modelos de contrato son de servicios, luego van a ser de operación y mantenimiento; los firma YLB con los inversionistas, pero el control de la construcción, operación y comercialización lo tiene al cien por ciento YLB”.
El miércoles, como en varias ocasiones, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, expresó la preocupación que tiene su gobierno acerca de la “actividad maligna” que estarían desarrollando sus “adversarios” en el llamado “triángulo del litio”, conformado por Bolivia, Argentina y Chile.
Soberanía
Al respecto, el ministro Molina reivindicó el derecho soberano “de elegir trabajar con el (socio) que nos traiga las mejores condiciones al país”.
Afirmó que la postura que expresa Richardson muestra “una poca capacidad de análisis, al mismo tiempo, de poco respeto a los países del triángulo del litio; denota no solamente una desesperación, sino también una falta de visión global de lo que está pasando en el mundo”.
Es una visión que pretende desconocer “la importancia de nuestro continente en el desarrollo, hoy estratégico, a nivel mundial, a nivel de la geopolítica de la energía, en cuanto a estos materiales tan críticos”.
Molina afirmó, además, que Estados Unidos irrespeta la “definición” que tiene el país de la industrialización de sus recursos naturales desde 2006. Respecto del litio, destacó que “Bolivia ha decidido una hoja de ruta con total independencia; no tenemos ni admitimos ninguna injerencia de ningún Estado del mundo”.
Soberanía
En el sentido de la explotación soberana, destacó la importancia que tiene la “articulación” de los países del “triángulo del litio”, además de otros Estados. “Por eso, el año pasado, en abril, generamos una reunión con ministros de Estado, donde participó México, Chile, Argentina y Bolivia, para fortalecer las relaciones; no solamente de acelerar los procesos de industrialización, sino también generar intercambios que nos permitan fortalecer un modelo de desarrollo”.
En cuanto a las recientes movilizaciones en los alrededores de la planta de litio en Llipi, Potosí, Molina llamó a prestar mayor atención a los intereses económicos que están tras dichas manifestaciones.
“Llama la atención de dónde salen los recursos para las movilizaciones, porque, curiosamente, aparecen donaciones a gobernaciones, recursos destinados a ‘apoyar’ a ciertos dirigentes; una movilización no se hace gratis”, denunció el ministro.
Movilizaciones
El interés político se hace cada vez más evidente en las movilizaciones contra la actual política de explotación del litio del Gobierno, afirmó: “Sin duda, una movilización requiere recursos, y las movilizaciones que estamos viendo en los últimos periodos, desde nuestro punto de vista, obedecen a un carácter político financiado lógicamente por intereses económicos”.
Desde el viernes, campesinos cercan la planta de Llipi y en La Paz, el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) intentó instalar una huelga en la Asamblea Legislativa, en demanda de la aprobación de una referida a los recursos evaporíticos del país.