Convertir a Bolivia en el principal proveedor de fertilizantes de la región es el objetivo que se plantea ahora el Gobierno, luego de que no pudo avanzar en sus intentos de posicionar al país como un gran abastecedor de gas y electricidad. Operadores privados del sector destacan la iniciativa, mientras que un exministro lo califica como un “bleff”.
Varias autoridades de la administración de Luis Arce señalaron en los últimos meses el potencial que tiene el país para producir urea, cloruro de potasio, NPK y otros productos similares. El último fue el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, quien remarcó que se trabaja para convertir a Bolivia en “un punto focal para la producción de fertilizantes”.
“Nosotros producimos urea, nuestra empresa hermana Yacimientos de Litio de Bolivia produce KCL (cloruro de potasio) y EBIH va a comenzar a producir NPK. Claramente, Bolivia tiene una ventaja en la producción de fertilizantes y esa es la importancia de que podamos convertirnos en un hub de fertilizantes para Sudamérica. Podemos proveer KCL, urea y NPK a Brasil, Argentina, Paraguay y Perú”, aseveró.
Según YPFB, además de las ventas en el exterior, el producto nacional redujo en 99% las importaciones en el mercado interno, con una considerable ayuda al agro. De acuerdo con un estudio del Ministerio de Desarrollo Productivo y Rural se considera que en promedio se puede incrementar hasta un 43% el rendimiento con una correcta fertilización de los cultivos.
Este objetivo precede a otro gran proyecto de los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), convertir a Bolivia en el ‘Corazón Energético de Sudamérica’, una meta que se apoyaba en las mayores exportaciones de gas natural y gas licuado de petróleo, y en el inicio de las ventas de energía eléctrica a otros mercados.
Sin embargo, la producción nacional gasífera comenzó a declinar desde 2015, con el consiguiente incremento de las importaciones de combustibles y la merma de las reservas internacionales netas del país.
La exportación de energía eléctrica, por su lado, se anunció a inicios de 2014 y debía concretarse a fines de esa gestión, pero pasaron ocho años desde entonces y ese proyectó aún no se concretó.
El Gobierno, en tanto, continúa realizando inversiones para ampliar una capacidad de generación que ya duplica la demanda nacional.
Álvaro Ríos, ex ministro de Hidrocarburos, calificó como un “bleff” la idea del Gobierno de convertir a Bolivia en un hub de fertilizantes. “Pregunten cuándo va a parar de nuevo (la industria) para reparar el catalizador”, dijo en referencia a la Planta de Amoniaco y Urea, que ha tenido múltiples paradas programadas desde el inicio de sus operaciones.
Eduardo Nostas, presidente de la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA) calificó la iniciativa de “excelente”.
“Los proyectos estatales de alguna manera han venido a suplir la dependencia” de fertilizantes de Bolivia, aseveró.
Datos a 2021 de APIA indican que Bolivia requiere más de 178.000 toneladas de abonos y productos similares, de las cuales el 60% se cubre con la oferta de otros países. Los fertilizantes importados más usados son la urea (17,8%), el fosfato diamónico (16,7%), el NPK (14,1%) y el fosfato mono amónico (10,5%). Con menores volúmenes figuran el sulfato de amonio (6,1%); el nitrógeno, fósforo, azufre y zinc (5,6%); y el cloruro de potasio (2,52%).
Dorgathen destacó que el año pasado se logró “prácticamente sustituir toda la importación de urea” para el mercado nacional.
“Hoy nos falta producción. Entonces, vemos al necesidad de construir una segunda planta de urea”, lo que “es un hecho. Estamos trabajando en la localización y en los recursos necesarios”, dijo.
“El único tema es saber dónde la van a instalar, porque si la ponen en La Paz, Cochabamba o en algún otro lugar del centro del país difícilmente vamos a poder llegar competitivamente a los principales mercados de la región, a Brasil o Argentina”, afirmó el presidente de APIA.
El gerente general de la EBIH, Alejandro Gallardo, remarcó que con la urea, el cloruro de potasio y el NPK producidos por el Estado, Bolivia logrará su soberanía en la producción de fertilizantes en 2023. “Vamos a poder tener una seguridad alimentaria con soberanía”, indicó a la ABI.