En 2022, a medida que la inflación se disparaba en todo el mundo, los bancos centrales iniciaron un ciclo de aumentos de las tasas de interés en un esfuerzo por bajar los precios. La lógica de esta política monetaria es sencilla de entender: se encarece el dinero para desincentivar las compras, lo que deriva en una menor demanda y consecuentemente los precios dejan de subir. Claro, existe el riesgo de generar una recesión. Tres expertos en el comportamiento de la economía global hablan del tema.
La política monetaria contractiva mitigó la inflación, pero las tasas de interés elevadas también generaron varios efectos negativos en toda la economía global. Esto incluye, por ejemplo, las recientes dificultades en el sector bancario.
¿Hasta cuánto y cuándo pueden los bancos centrales seguir subiendo las tasas de interés? Jérôme Jean Haegeli, economista en jefe del Grupo Swiss, señala que “el ciclo de subidas de tipos de interés está llegando a su fin y solo se espera que los bancos centrales suban los tipos de forma marginal. A largo plazo, las tasas de interés más altas son positivas para los mercados financieros, la economía real y la industria global de reaseguros. Finalmente, las tasas libres de riesgo no están libres de rendimiento”.
Tasas de interés altas
En su criterio, “estamos saliendo de la era de las tasas de interés negativas”. Es decir, la época del dinero barato donde muchos emprendimientos podían ser técnicamente razonables, es un tren que ya partió.
“Japón es ahora el caso atípico, pero aquí también espero que el Banco de Japón actúe más temprano que tarde, apoyando un entorno de tasas de interés globales más altas por más tiempo. Para la economía real, las tasas de interés más altas significan mayores rendimientos económicos y esto debería reactivar la inversión en áreas como la infraestructura sostenible. Necesitamos más inversión en la economía real para que las economías de todo el mundo sean más resistentes a las crisis. La brecha de resiliencia debe reducirse”, afirma Haegeli.
Por su parte, Rima Bhatia, asesora económica del Gulf International Bank, observa que, “a pesar del ajuste rápido y sincrónico de las tasas de interés globales, los bancos centrales están luchando para hacer frente a la inflación. Se anticipan más aumentos de tasas y los impactos potenciales son de gran alcance”.
La especialista asevera que “más allá de la probable contracción de la demanda y el crédito que generalmente sigue a las tasas más altas, existen otras áreas de preocupación. Estas incluyen, en primer lugar, a las instituciones financieras no bancarias que tienden a estar altamente apalancadas y son propensas a los desajustes de vencimiento. En segundo lugar, está el sector de los bienes raíces comerciales, donde las valoraciones se han mantenido por debajo de lo esperado desde la pandemia, en medio de cambios continuos en los patrones de ocupación”.
Bathia enfatiza que “la reciente turbulencia bancaria es un poderoso recordatorio de que estos sectores son los otros bolsillos con vul-nerabilidades financieras elevadas y pueden estallar a medida que las tasas suben”.
El economista en jefe de UBS Global Wealth Management, Paul Donovan, considera que “es probable que el aumento de las tasas de interés nominales tenga un impacto desigual en el desempeño económico real. Hay diferencias obvias en la duración de la deuda: los titulares de hipotecas de EEUU con hipotecas de tasa fija a largo plazo son indiferentes a los movimientos en las tasas de corto plazo, mientras que los titulares de hipotecas suecos experimentan un impacto directo y casi inmediato de tasas de política más altas. Es probable que el daño de las tasas de interés más altas recaiga de manera desproporcionada en los hogares de ingresos más bajos”, indica el experto.