Con el dedo levantado y la vista apuntando a los presentes: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete… Así se cuentan los votos en el plenario de la Asamblea Legislativa Plurinacional que se jacta de ser la más moderna de la región.
La semana pasada, tras la votación de diputados y senadores, los secretarios contaban “a dedo” los votos para definir si es que el ministro de Obras Públicas, Édgar Montaño, iba a ser censurado o no. Se armó tal desorden, que nada menos que el vicepresidente David Choquehuanca tuvo que intervenir, como si fuera un maestro de escuela primaria.
“Pasamos a la votación. Manténganse de pie y con la mano levantada hasta que terminen de contar”, dijo. Registros de video muestran a varios funcionarios recorriendo el hemiciclo desde la testera contando cada voto con los dedos.
Varios minutos después el ‘vice’ pidió el informe a los secretarios de ambas cámaras. Uno señaló que 79 asambleístas votaron y la otra que fueron 80.
Choquehuanca se encogió de hombros y anunció que se repetiría la votación. Por más de una hora intentó que el procedimiento sea lo más transparente posible, e incluso invitó a los asambleístas a bajar al atrio principal y que vayan subiendo para tener un conteo fidedigno. “Tenemos que darnos modos”, justificó.
El edificio de la Asamblea Legislativa está construido sobre 44.000 metros cuadrados, tiene 26 pisos y costó Bs 473,2 millones. Sería inaudito pensar que semejante inversión no hubiera incluido la instalación de un sistema de votación electrónica como sucede en otros edificios legislativos de países vecinos y del mundo.
La presidencia del Senado respondió que en esa cámara no es posible porque, aunque se cuenta con la tecnología, no se puede implementar porque no existe el respaldo normativo. El reglamento no estipula el voto electrónico como una opción.
Donde no hay justificación es en Diputados donde, además, se realizan las sesiones de Asamblea, porque el reglamento sí norma el voto electrónico.
Eso, porque en el antiguo e histórico hemiciclo sí había un sistema analógico, a través del cual se podía realizar el conteo electrónico de votos. Desde la llegada del MAS al poder, en 2006, esa modalidad se dejó de utilizar y las votaciones siempre se realizaron levantando las manos y contando, o por vía secreta.
Este medio confirmó en el moderno edificio que el sistema de voto electrónico sí está instalado, pero no funciona. Los 130 diputados y 36 senadores tienen un curul en las reuniones de Asamblea. Eso no ocurría en el antiguo edificio. Allí, durante las reuniones de Congreso los senadores eran ubicados a los costados y tenían que “prestarse” algún curul de un colega diputado para hablar.
Hoy, en su estación de trabajo cuentan con una tablet, marca Bosch. Cuando se revisan las funciones de ese instrumento, se puede hallar la votación electrónica, pero está inhabilitada.
La diputada de Comunidad Ciudadana (CC) Samantha Nogales envió una carta a la Oficialía Mayor de Diputados “para conocer cuánto invirtieron en cada equipo. Remití dos notas y hasta el momento no me han respondido”.
Sin embargo, en base a la información y las cotizaciones proporcionadas por la asambleísta, este medio pudo confirmar que un equipo, de la misma marca, con las características necesarias, modelo 2023, llega a costar $us 3.570.
Nogales asumió que si se compraron los equipos al por mayor, “se realizó una inversión aproximada de $us 2.500 a 3.000”.
La bancada de CC ha solicitado por distintos mecanismos, en cinco ocasiones, que se active la votación electrónica “que está estipulada en el reglamento de la Cámara, pero el presidente Jerges Mercado, como el vicepresidente David Choquehuanca hicieron caso omiso a nuestras solicitudes”.
Según la norma, cuando se debe someter a una votación, cualquier asambleísta puede solicitar votación electrónica. Con el apoyo de cinco colegas, se tiene que hacer, dijo la diputada Nogales.
El artículo 107 de la Cámara de Diputados, señala claramente que “toda votación será personal y se efectuará por signo, de manera nominal, electrónicamente o por escrutinio”.
Por ello, la diputada Nogales lamentó que no haya respuesta para dos cartas a Choquehuanca y tres a Mercado sobre por qué no se utilizan los aparatos.
“Hemos constatado que son los más modernos, inclusive en la región. Así que está claro que al MAS no le interesa transparentar las votaciones ni tampoco desvelar quiénes son los diputados y senadores que votan de una forma u otra”. Por ello, la bancada de CC considera que optan, antes del voto electrónico, por el secreto.
El reclamo no es nuevo. En la Cámara de Senadores, durante el mes de febrero, los asambleístas Centa Rek (Creemos), Andrea Barrientos (CC), Cecilia Requena (CC), Nely Verónica Gallo (CC), Henry Montero (Creemos) y Diego Romaña (Creemos), solicitaron al presidente de la Cámara Alta que se utilice la tecnología al alcance y que el conteo de votos se realice en esa instancia legislativa.
El 24 de febrero, el presidente de Senado, Andrónico Rodríguez, remitió un informe realizado por su equipo técnico.
En ese documento les recuerda que en la Cámara Alta, según el artículo 116, las votaciones podrán efectuarse por signo (levantando la mano o poniéndose de pie). De forma nominal (pasando lista siguiendo el orden alfabético, pudiendo cada uno fundamentar su voto en un tiempo máximo de tres minutos) y por escrutinio o secreto (de forma escrita, en papeletas especialmente habilitadas y distribuidas. Los votos emitidos serán objeto del recuento y escrutinio correspondiente).
En el análisis sustenta que la solicitud efectuada por las autoridades “senatoriales impetrantes se refiere básicamente a la posibilidad de realizar la votación por intermedio del sistema digital de votación que se encuentra instalado en el hemiciclo de la Cámara de senadores”.
Con esa afirmación, la presidencia del Senado admitió que hay un sistema que no se utiliza. Pero, el informe señala que “no existe ninguna modalidad establecida en reglamento por intermedio de algún sistema digital”.
Continúa: “Ahora bien, el Reglamento General de la Cámara de Senadores fue aprobado en un momento en el que no se contaba con la posibilidad técnica de realizar la votación y cómputo por intermedio de algún sistema digital, sistema que, gracias a la construcción del nuevo edificio de la Asamblea Legislativa y la existencia de la tecnología se podría efectuar. Sin embargo, la existencia de la citada tecnología no es suficiente para su uso inmediato”.
Explicó que ésta debe estar acompañada de la normativa que posibilite su uso. “Por lo tanto, el uso de la votación electrónica es inaplicable en las condiciones actuales, aunque exista el mecanismo que lo permita, por lo que la solicitud no puede ser atendida, sino hasta que exista una disposición reglamentaria que lo permita”.
El diputado del ala evista Gualberto Arispe se sumó al pedido de que se implemente la votación electrónica, mientras que el senador Félix Ajpi, señaló que “da vergüenza la actitud de los opositores, que saben que los reglamentos de ambas cámaras no estipulan la opción de voto electrónico, e insisten en la medida”. Señaló además, que en realidad, aunque la tecnología está en la Asamblea, faltan elementos técnicos para conectar y habilitar plenamente este servicio. “Hay que hcerlo, es cierto”, dijo.