La decisión de celebrar nuevas licitaciones de capacidad de respaldo en Brasil solo debe tomarse después de definir puntos como la renegociación del Anexo C del tratado de la hidroeléctrica Itaipú y la futura expansión de la capacidad a gas natural estipulada en la ley de privatización de Eletrobras.
Es la opinión de Thiago Pietrafesa (en la foto), director del área de operaciones de la comercializadora Stima Energia.
«Estoy convencido de que la sobreoferta de nuestro parque generador ya contratada es suficiente para atender las actuales proyecciones de demanda de energía en los próximos años, cumpliendo con todos los criterios de seguridad y confiabilidad del sistema», dijo a BNamericas.
El tratado de Itaipú es el acuerdo diplomático que permite el uso del área en la frontera entre Brasil y Paraguay para generar energía eléctrica, el cual dio origen a la empresa binacional que opera la planta.
El Anexo C describe las bases financieras que inciden en el cálculo del monto otorgado como regalías para compensar económicamente a los gobiernos de Brasil y Paraguay por la explotación del potencial hidroeléctrico del río Paraná y la producción de energía en la planta binacional.
Los dos gobiernos iniciarán próximamente una serie de negociaciones para revisar el Anexo C, teniendo en cuenta que la deuda para construir la planta fue cancelada en su totalidad en febrero.
Como anticipó BNamericas, el gobierno pospuso la segunda licitación convocada en virtud de la ley de privatización de Eletrobras, que originalmente debía realizarse en julio. La primera tuvo lugar en septiembre de 2022 y cerró con la contratación de 754MW de potencia.
También es probable que Brasil retrase la licitación de capacidad de respaldo programada para noviembre.
Hasta el momento, solo se han confirmado dos licitaciones de generación para 2023: las subastas A-1 y A-2, que llevará a cabo el regulador sectorial Aneel el 1 de diciembre. El cronograma original contemplaba siete licitaciones por año hasta 2025.
Una razón básica de tal incertidumbre es el bajo crecimiento del consumo eléctrico en el país, que debiera promediar un 3,5% en 2023, según el operador del sistema eléctrico nacional, ONS; la Cámara de Comercialización de Energía Eléctrica (CCEE) y la agencia de investigación energética EPE.
Anunciado el miércoles, el pronóstico se mantuvo estable en comparación con la primera revisión realizada por las mismas entidades en marzo, a pesar de la mayor estimación de crecimiento del PIB para este año, que pasó de 1,0% a 2,3%.
El pronóstico es que el crecimiento medio anual de la carga sea de 3,3% en el periodo 2023-2027 y que alcance 84.980MWa al final del ciclo.
Pietrafesa indicó que el crecimiento del PIB de Brasil ha sido impulsado principalmente por la agroindustria, que no es intensiva en consumo eléctrico ni tiene impacto directo en la carga energética.
También existe el problema de la sobrecontratación de energía por parte de las concesionarias de distribución.
«Las distribuidoras están sufriendo migraciones de clientes al mercado libre [no regulado] y hay un enorme volumen de energía de generación distribuida que entrará al sistema, además de la descontratada con Eletrobras», explicó.
Mientras tanto, los precios de la electricidad en el mercado libre se mantienen bajos (alrededor de 70 reales o US$14,3 por megavatio/hora) y se espera que esto continúe debido a condiciones hidrológicas favorables, lo que dificulta aún más que los proyectos greenfield salgan de la etapa de planificación.
“Lo que podría ser una oportunidad para consumir el excedente energético son los commodities verdes, como el mineral producido con fuentes renovables”, planteó Pietrafesa.