La minería puede llenar el vacío que deja el gas

Por Héctor Córdova Eguívar, Analista e investigador del sector minero en Fundación Jubileo

Al analizar el comportamiento de las exportaciones de los hidrocarburos y de los minerales y metales a lo largo de este siglo encontraremos algunos puntos que, por lo menos, llaman a reflexión.
A partir de 2016, el sector minero ha superado al hidrocarburífero en exportaciones. ¿Podría esto significar que el descenso en la producción y exportación de gas sería compensado por el ascenso de la producción y exportación de minerales?
En teoría, la respuesta tendría que ser afirmativa; sin embargo, la realidad es diferente. Ya son 7 años consecutivos en los cuales el sector minero ha sido el principal exportador; pero no se ve en la percepción de la gente o de las instituciones, el mismo bienestar que se sentía antes del 2014. Dicho de otro modo, los dineros que ingresan a la administración del Estado son menores que los que ingresaban con el gas.
Aunque la Constitución Política del Estado establece un régimen para la explotación de recursos naturales no renovables, parece que esto no se cumple. El año 2022, la exportación minera ha igualado el mejor momento de la exportación del gas y la situación que se vive en las calles no se parece a la que se vivía cuando el gas se exportaba a manos llenas.

¿Cuáles son las razones? Las cifras registradas como valor de exportación de los minerales no representan la cantidad de divisas que ingresan al país. Esto porque más del 95% de la exportación minera es de concentrados de mineral. Y ya es conocido que es un mal negocio vender en un eslabón tan bajo de la cadena de valor del sector; porque acabamos financiando el funcionamiento de fundiciones en el extranjero y sufrimos descuentos por la ineficiencia de los procesos de los compradores. Adicionalmente, la renta minera, constituida, sobre todo por las regalías y el IUE no llegan a representar el 9% del valor del mineral exportado.
En el mejor de los casos, las regalías, destinadas a compensar la extracción de recursos no renovables de los territorios, representan el 6% del valor bruto de ventas del mineral, si las comparamos con el IDH, se puede comprender por qué los minerales están muy lejos de equilibrar el descenso de los ingresos por la venta del gas.
Por otra parte, si bien la ley 3787 subió el IUE para las empresas mineras al 37.5% por las elevadas cotizaciones de los metales, este impuesto sólo lo pagan las empresas, estatales y privadas. La gran minería, manejada por las cooperativas, esta al margen de este impuesto.
Hace cinco años, las cooperativas, especialmente auríferas, son el principal actor minero del país, por el valor de su exportación. Entre los años 2006 y 2022, exportaron oro por un valor superior a los de 16 mil millones de dólares y dejaron al país algo más de 400 millones de dólares.
La distribución de los excedentes generados por la venta de nuestros recursos no renovables es determinante. En el caso de los hidrocarburos, hay mecanismos que han hecho llegar a universidades, municipios, gobernaciones y otras instituciones montos considerables de capital de inversión que han impulsado sus desarrollos. En minería, las regalías que, en ningún año llegaron a 250 millones de dólares van directamente a municipios y gobernaciones; como el departamento de Potosí capta más de la mitad de esta compensación, lo que queda para los otros departamentos es poco para financiar proyectos de desarrollo.
Por otra parte, los montos recaudados por impuestos sobre utilidades, que sólo pagan las empresas, superan a los montos de las regalías en varios años, pero no van a las regiones, van al TGN, y sumados a ésas dan una renta minera nacional que, ni en el mejor de los años llegó a 600 millones de dólares.
Estos factores, venta de concentrados y deficiente distribución de los excedentes, explican lo lejos que se encuentra la minería de llenar el vacío dejado por el gas. Para que esta situación cambie, debe aumentarse otros niveles de alícuotas a las regalías de los metales; debe exportarse, por lo menos metales y no concentrados de minerales; además, el impuesto a las utilidades debe extenderse a todos los operadores que generen excedentes significativamente superiores a lo necesario para vivir dignamente.
Sólo así, la minería puede potenciar un desarrollo local, regional y nacional; de otra manera, Bolivia pierde su patrimonio de recursos naturales cada día que pasa sin que genere efecto multiplicador positivo en sus regiones.

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