El índice de mora mide la relación entre la cartera en mora de créditos que tienen atrasos por más de 30 días y la cartera total de créditos del sistema financiero.
Según los datos publicados en la página web de la ASFI: “Principales variables del sistema financiero – abril 2024”, en el citado mes, este índice fue de 3,4%; el más alto registrado desde 2009 (3,1%).
Surge la siguiente duda: ¿es para preocuparse alcanzar un índice de mora igual a 3,4%?
La respuesta es sí. Tal vez no al extremo de llegar a perder el sueño por el dato mencionado, ya que el sistema financiero en su conjunto, a la fecha de análisis, muestra solidez; pero sí para implementar medidas de prevención de recuperación de la cartera en mora y de cuidados en la colocación de nuevas operaciones de crédito con menor riesgo.
Cartera de créditos del sistema financiero
A abril de 2024, la cartera de créditos del sistema financiero ascendió a Bs 214.701 millones.
En 2009, esta cartera fue de Bs 39.031 millones, es decir, tuvo, es decir, en los últimos 15 años creció (en términos absolutos) Bs 175.670 millones.
Sin embargo, su composición porcentual por tipo de crédito (Microcrédito 31,4%, Vivienda 26,2%, Empresarial 21,7%, Pyme 10,7% y Consumo 10%, a abril 2024), no ha variado considerablemente.
Tampoco su participación por departamento, pues, en el eje central (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz), se concentra más del 82% del total (a abril 2024). De ahí la importancia de intensificar aún más los controles y gestiones de normalización de la cartera de créditos en estos tres departamentos, obviamente, sin descuidar la de los restantes seis.
El índice de mora
El comportamiento del índice de mora es interesante.
En 2006, por ejemplo, el índice de mora alcanzó el 7,7% y fue disminuyendo paulatinamente hasta 1,5% en el periodo 2012-2015; llegando al mismo dato, en la gestión 2020.
Desde el año 2013 hasta el 2023, el índice de mora fue, en promedio, menor a 3%. Un indicador por demás alentador para el sistema financiero en su conjunto, dentro de lo que se conoce como las “sanas prácticas crediticias”.
Sin embargo, en 2024 ha superado la barrera del 3% y ha ascendido levemente en los últimos meses a 3,4% (dato que corresponde a la relación entre la cartera en mora con más de 30 días: Bs 7.300 millones, respecto a la cartera total de créditos: Bs 214.701 millones), índice que no se veía en ese nivel porcentual, desde el 2009.
Solidez del sistema financiero
En los últimos 15 años, el sistema financiero nacional ha demostrado solidez. Las previsiones para la cartera en mora, por ejemplo, alcanzan a Bs 8.960 millones (abril 2024), y representan una cobertura (previsiones/cartera en mora) de 123%. Como referencia, este índice de cobertura no fue menor a 119%, desde 2007.
Por otra parte, existe un equilibrio entre el total de depósitos (Bs 220.114 millones a abril 2024) y la cartera de créditos del sistema financiero. Esta relación entre depósitos y créditos ha permanecido equilibrada desde el año 2005.
Finalmente, el Coeficiente de Adecuación Patrimonial (CAP), indicador que mide la relación porcentual entre el capital regulatorio y los activos más contingentes ponderados en función de factores de riesgo del sistema financiero, es de 13,9% (abril 2024). Dato superior al mínimo requerido por la Ley N°393 de Servicios Financieros (10%); habiendo sido superior a 12,8%, en adelante, desde el año 2005 (15,8%).
Implementar medidas de prevención de recuperación de la cartera en mora
El índice de mora, como cualquier variable económica financiera, depende de otras, tanto de forma directa como indirecta; sin embargo, todas ellas tienen un factor común: afectan a la capacidad de pago del deudor (no necesariamente de manera inmediata, ojo), ocasionando que ésta disminuya y ocasione el incumplimiento de obligaciones financieras.
Entre algunas variables directas que afectan a la capacidad de pago del deudor se encuentran: a) la disminución del nivel de ingresos o disminución de los niveles de ventas de la actividad económica del prestatario, b) incrementos inesperados de gastos operativos, c) sobreendeudamientos, en el caso de asalariados, y d) desempleo, entre otros factores directos.
Entre las variables indirectas, que también afectan a la capacidad de pago del deudor, se encuentran: a) contingencias climatológicas, b) problemas de salud, c) cambios en la tendencia del ciclo económico, d) variaciones en tipo de cambio, e) inestabilidad o incertidumbre de precios internos y externos, f) aspectos políticos, g) jurídicos, etc.
Al respecto, es necesario afirmar que en la colocación de operaciones de crédito no existe el “riesgo cero”. Evidentemente, todas las entidades de intermediación financieras, conforme a normativa, utilizan diferentes tecnologías crediticias para la evaluación de la capacidad de pago de los deudores para la colocación de sus operaciones de crédito con el menor riesgo posible, tomando en cuenta tanto las variables internas como externas.
Dado el contexto actual, corresponde, en consecuencia, poner énfasis en la implementación o fortalecimiento de medidas de prevención de recuperación de la cartera en mora (tanto de los créditos con mora menor a los 30 días, para evitar posibles deterioros de la cartera en un futuro cercano; como de los créditos en mora mayores a 30 días) y de mejorar las medidas de evaluación, seguimiento y control de las nuevas operaciones de crédito, con el fin de evitar sobreendeudamientos, impagos y el deterioro de la cartera de créditos.