Bolivia inicia la cuenta regresiva al Bicentenario bajo la sombra de la crisis y conflictos

Este 6 de agosto comienza la cuenta regresiva de 365 días rumbo al Bicentenario de fundación de Bolivia en el 2025. Sin embargo, la sombra de la crisis que se cierne sobre el país, la pugna en el MAS, la repartición de escaños tras conocerse los resultados del Censo, las elecciones judiciales y luego las presidenciales avizoran un escenario conflictivo.

En lo económico el tema más álgido es la escasez de dólares, cuyo precio en el paralelo ya duplica al oficial de Bs 6,96 fijo desde el 2011. Esta carestía de la divisa ha encarecido los costos de diversos productos importados y está presionando la inflación.

Además, el declive en la producción de gas y líquidos ha ocasionado una mayor dependencia de las importaciones de combustibles. Esta situación ha provocado problemas recurrentes de abastecimiento. El más grave comenzó hace dos semanas por una caída en los despachos de diésel de 30% y las filas continúan hasta este lunes en los surtidores.

El desplome del gas ha afectado las arcas públicas y hecho al gobierno más dependiente de los créditos externos. Estos préstamos necesitan ser autorizados por el legislativo, donde el «arcismo», bloque alineado con el presidente Luis Arce es minoría. Según el ejecutivo están estancados más de $us 1.000 millones.

El 30 de agosto, dentro de 25 días, el Instituto Nacional de Estadística (INE) debe divulgar los primeros datos del censo para que se haga la redistribución de recursos económicos a las regiones en base al aumento o decrecimiento de su población. Los datos también servirá para la redistribución de escaños en Diputados. Este último punto amenaza con conflictuar a las regiones que pierdan representantes o que sientan que el incremento de curules no refleje su crecimiento poblacional.

También persisten en el limbo las elecciones judiciales que como máximo deberían realizarse hasta marzo del 2025. En abril, el TSE debe lanzar la convocatoria para las elecciones generales, previstas para agosto. Allí el gran dilema es si Evo Morales podrá o no ser candidato. El «arcismo» dice que un fallo judicial se lo prohíbe y teme que convulsione el país para presionar por su habilitación. Con este panorama, este 6 de agosto de 2024 se pinta sin mucho que festejar. Y el próximo aniversario posiblemente estará enrarecido por la recta final de las campañas proselitistas.

Entrevistado por Unitel, el analista Marcelo Silva, señaló que el gobierno nacional atiende los diversos problemas, como el de los combustibles, con medidas paliativas, pero no hay respuestas para dar certidumbre de largo plazo.

“Los bolivianos vemos con mucha preocupación que la situación en vez de mejorar, ha empeorado y hay una especie de inacción del gobierno que lleva a incertidumbre a varios sectores y que no coadyuve a mejorar la situación”, lamentó Silva.

El politólogo considera que el gobierno de Arce es débil, con problemas de legitimidad en cuanto a la gestión. “Varias encuestas revelan que el gobierno ha perdido la credibilidad por parte de la población”, remarcó Silva.

“El gobierno de Luis Arce parece haberse quedado encapsulado en un espacio temporal en el que no hay ningún plan más que simplemente estar y dejarse llevar por la corriente. El Presidente sigue aferrado a su política de no hacer nada con respecto a los precios congelados desde diciembre de 2004”, agregó el economista Gonzalo Colque, citado por el sitio Sumando Voces.

Añade que para evitar un país con una severa crisis y convulsionado urge asumir medidas inteligentes y valientes. La semana pasada Alejandro Werner, exdirector del FMI para el hemisferio occidental, alertaba que mientras más se demore el gobierno en aplicar las medidas, el ajuste será más costoso y traumático.

Desde sectores empresariales también le han expresado al presidente la necesidad de tomar medidas e incluso le han hecho propuestas como la liberación irrestricta de importaciones, fin del monopolio estatal para importar combustibles, lucha efectiva ante el contrabando, flexibilización del tipo de cambio e incluso analizar la subvención de los carburantes. Desde el ejecutivo, la respuesta ha sido el silencio, al menos en público.

SourceEl Día

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