La generación de ingresos del sector de hidrocarburos cayó de 35%, en 2005, a un 18%, en 2023, según un análisis de la Fundación Jubileo con datos oficiales.
“Haber puesto tanto peso fiscal, económico y energético sobre un solo sector económico, y en particular sobre un recurso natural no renovable, terminó haciendo poco atractiva la inversión extranjera y generando una compleja dependencia de la explotación de hidrocarburos”, sostiene el informe de Jubileo.
Desde el ingreso en vigor de la Ley de Hidrocarburos Nº 3058 del año 2005, Bolivia tuvo ingresos en punto de fiscalización por la explotación de hidrocarburos que superaron los $us 63.000 millones.
De ese monto, poco más de $us 45.000 millones quedaron como participación estatal en la renta petrolera. El 47% de esos recursos fue transferido a los gobiernos departamentales, gobiernos municipales y universidades públicas, siendo copartícipes de su administración, especialmente en el periodo 2004–2014, caracterizado por un superciclo de precios internacionales de exportación para el gas natural.
Jubileo afirma que si a la renta captada por las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos (Upstream) se suma la recaudación tributaria obtenida por las actividades de servicios, refinación y transporte de hidrocarburos (Downstream), “se observa que –en los últimos 19 años, en promedio– cerca de 35% de los ingresos del Gobierno general (que incluye el nivel central y los niveles subnacionales) provino de un solo sector económico. El año 2023, este aporte bajó a tan solo 18%”.