En 2024 se evidenció un impulso sin precedentes en las energías renovables, impulsado por inversiones récord tanto públicas como privadas y por una creciente demanda de soluciones limpias que prepararon el terreno para un aumento acelerado de capacidad en el sector. Durante los primeros nueve meses del año, casi el 90% de las nuevas construcciones y ampliaciones en generación a escala de servicios públicos correspondieron a proyectos de energía solar y eólica, frente al 57% observado en 2023.
La energía solar destacó como la única fuente primaria que experimentó un crecimiento en la capacidad, aumentando un 88% hasta alcanzar los 18,6 gigavatios (GW). Este dinamismo permitió que la solar se posicionara, en 2024, como la cuarta fuente más importante de capacidad instalada, superando a la hidroeléctrica y a la nuclear, quedando solo por detrás de la eólica. Aunque las incorporaciones de capacidad eólica disminuyeron un 14% a 2,6 GW por desafíos en la cadena de suministro, financiación y permisos, la generación eólica logró un récord al superar a la generación a carbón en dos meses consecutivos. Por su parte, el almacenamiento en baterías también mostró un crecimiento notable, aumentando un 64% hasta los 7,4 GW, siendo el segundo mayor componente en las nuevas adiciones de capacidad. Las proyecciones de la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) indican que, para fines de 2024, la capacidad eólica se incrementará a 153,8 GW, la solar alcanzará 128,2 GW y el almacenamiento en baterías se expandirá a 30,9 GW; a nivel distribuido, se prevé que las instalaciones solares residenciales alcancen un ritmo récord del 25%, frente al 14% de 2023.
Se espera que en 2025 el impulso hacia la energía limpia continúe, apoyado por nuevos enfoques de política por parte de la nueva administración estadounidense. Las industrias de fabricación de tecnología limpia, inteligencia artificial y carbono jugarán un papel clave en este escenario, tanto en el lado de la demanda como en el de la oferta. Por un lado, operadores de centros de datos, plantas de tecnología limpia y unidades de captura directa de aire (DAC, por sus siglas en inglés) están buscando satisfacer sus crecientes necesidades de infraestructura con altos porcentajes de energía renovable. Por otro, estas mismas industrias ayudan a superar limitaciones en la cadena de suministro y aceleran la innovación operativa a través de la inteligencia artificial, lo que se traduce en cadenas de suministro nacionales más robustas y en la monetización de atributos de carbono que aportan valor adicional a los proyectos emergentes.
Dentro del análisis de las perspectivas para 2025, Deloitte identifica cinco tendencias clave:
Palanca federal: Las políticas industriales a nivel federal seguirán condicionando el crecimiento de las renovables. Tras la implementación de la Ley de Reducción de la Inflación, los fondos desembolsados –como el Fondo de Reducción de Gases de Efecto Invernadero, el programa Solar for All y otros incentivos– podrían impulsar el despliegue de más de 36 GW de capacidad renovable y almacenamiento para 2030. Aunque el mercado seguirá siendo el principal motor del crecimiento, la baja de tasas de interés y la disminución de la inflación favorecerán a las energías limpias, independientemente de posibles cambios políticos.
Centros de datos e inteligencia artificial: Los propietarios de centros de datos lideran la transición hacia la energía limpia, con un crecimiento de la capacidad solar y eólica contratada que ya alcanzó casi 34 GW en 2024 y que podría elevarse a 41 GW para 2030. Al mismo tiempo, la carga energética de los centros de datos se proyecta que aumente significativamente, lo que lleva a que tanto empresas tecnológicas como estados impulsen incentivos y soluciones on-site –como pilas de combustible y nuevas tecnologías de almacenamiento– para suplir las limitaciones de la red. La inteligencia artificial se utiliza para optimizar la integración de estos recursos, mejorar la estabilidad de la red y agilizar los procesos de permisos y planificación.
Innovación tecnológica para energía 24/7: Las recientes políticas federales han acelerado el desarrollo de tecnologías que permiten generar energía limpia de manera continua. Entre estas soluciones destacan el hidrógeno verde, el almacenamiento de energía de larga duración (LDES, por sus siglas en inglés) y las innovaciones en células solares, las cuales ofrecen aplicaciones integradas en edificios, en la agricultura o en instalaciones flotantes. Además, los sistemas geotérmicos mejorados (EGS, por sus siglas en inglés) están madurando rápidamente, apoyados por financiamiento federal y asociaciones intersectoriales, y se prevé que puedan proporcionar energía de carga base de forma continua.
Empleos renovables y desarrollo de la fuerza laboral: La expansión de la infraestructura renovable se traduce en un notable crecimiento del empleo en el sector, que ya representa la mayor parte de los nuevos puestos creados en energía en 2023. Sin embargo, las empresas enfrentan el desafío de cubrir la creciente demanda de habilidades especializadas en áreas como la tecnología solar, eólica y de almacenamiento, compitiendo con otros sectores como la tecnología y la construcción. Se espera que, en 2025, organizaciones, sindicatos, instituciones educativas y programas de aprendizaje desarrollen iniciativas integrales para preparar a una fuerza laboral capacitada y adaptada a las necesidades de un mercado en rápida transformación.
Gestión del carbono y compensaciones de alta integridad: Las energías renovables son esenciales para estrategias de gestión del carbono, ya sea a través del soporte a infraestructuras de captura directa del aire (DAC) o mediante el desarrollo de créditos de eliminación de carbono (CDR, por sus siglas en inglés). Frente a la disminución de la eficacia de las compensaciones tradicionales, el mercado de créditos CDR ha crecido significativamente, reflejando la demanda de métodos confiables de remoción de carbono.
Las inversiones en proyectos que integren DAC y bioenergía con captura y almacenamiento de carbono están en aumento, y se prevé que nuevas directrices y la eventual consolidación de un mercado global de carbono impulsen aún más estas iniciativas.
El panorama para 2025 se perfila como una carrera para superar limitaciones y cerrar la brecha entre la oferta y la demanda de energía limpia. Las ventajas tecnológicas –como la madurez, el bajo costo y la modularidad de las renovables–, combinadas con el apoyo de políticas federales, el impulso de industrias estratégicas y la aceleración de la innovación a través de la inteligencia artificial, posicionan a las energías renovables para mantener su crecimiento. Este dinamismo, junto con modelos más maduros de desarrollo de la fuerza laboral y estrategias de gestión del carbono de alta integridad, promete que las renovables seguirán siendo la opción dominante para satisfacer las crecientes necesidades energéticas de un mundo cada vez más descarbonizado.