Movilidad eléctrica: el auge llega a Sudamérica

La movilidad eléctrica se ha convertido en un termómetro de cambio en un mundo cada vez más golpeado por el cambio climático. América Latina, y particularmente Sudamérica, empieza a posicionarse como un actor relevante en esta transformación, con tasas de crecimiento que superan ampliamente las de las economías más desarrolladas. Así lo revela la más reciente actualización del Monitor de la Movilidad Eléctrica en América Latina y el Caribe, publicado por la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), que ofrece un panorama claro del avance regional al cierre de 2024.

Un crecimiento imparable

“La cantidad de vehículos eléctricos livianos en circulación en América Latina y el Caribe alcanzó las 444.071 unidades a diciembre de 2024”, señala OLADE. Esto implica un aumento del 78% solo en el segundo semestre del año. En comparación con las cifras de 2020, la flota se ha multiplicado por más de 14 veces. Este crecimiento, subraya el informe, “responde entre otras cosas, a la implementación de políticas públicas… en cumplimiento de sus compromisos internacionales de mitigación del cambio climático”.

Sudamérica es epicentro de esta transformación. Brasil, con 237.200 vehículos eléctricos livianos, concentra más del 50% del total regional. México le sigue con 95.437 unidades, mientras que en Sudamérica se destacan también Colombia, Uruguay y Chile. Aunque aún representan apenas el 0,7% del parque eléctrico mundial, los datos revelan que la región ha ingresado en una fase de expansión sostenida.

Transporte público

La electrificación del transporte público es otra señal del cambio. “El ranking de los países con mayor número de buses eléctricos lo lideran Chile y Colombia”, indica el informe. A nivel regional, la flota de buses eléctricos alcanzó las 6.700 unidades al culminar 2024, marcando un crecimiento del 32% respecto al año anterior. Brasil, México y Uruguay completan el top 5 en este rubro.

El caso chileno es paradigmático. Santiago se ha convertido en uno de los mayores centros de electromovilidad del hemisferio sur, con un sistema de transporte público urbano que incluye miles de buses eléctricos operando diariamente. Colombia, por su parte, ha integrado unidades en porciones significativas en ciudades como Bogotá y Medellín, con un fuerte impulso desde las autoridades locales y nacionales.

La gran brecha

Pero el avance de la electromovilidad exige más que vehículos: requiere infraestructura. “A diciembre de 2024, la región latinoamericana alcanzó la cifra de 18.594 estaciones de carga públicas”, destaca OLADE. Sin embargo, la distribución es altamente desigual. “El 92% están concentradas en Brasil, México y Chile”.

Brasil muestra un salto notable. “Pasó de contar con 1.876 estaciones de carga públicas en 2023 a 12.700 al cierre de 2024”. México también creció significativamente, al pasar de 1.340 estaciones en 2023 a 3.212 en 2024. Este crecimiento apunta a una aceleración, pero también pone en evidencia que muchos países de Sudamérica aún enfrentan serios desafíos logísticos y de inversión.

En términos relativos, al comparar las estaciones de reabastecimiento por cada 100 vehículos eléctricos, los países mejor posicionados son Panamá, Jamaica, Chile, Argentina y Brasil. Colombia, Uruguay y Costa Rica aparecen con una menor densidad.

Ventas en 2025: un inicio de año prometedor

El informe también incorpora un análisis de ventas de vehículos electrificados durante el primer trimestre de 2025, y nuevamente Sudamérica ofrece señales alentadoras. “Colombia tuvo la tasa más alta del grupo, donde las ventas casi se cuadruplicaron respecto al primer trimestre del año anterior”, destaca OLADE. Uruguay también triplicó sus ventas de vehículos 100% eléctricos, demostrando que las pequeñas economías también pueden liderar en términos proporcionales.

En cuanto a los híbridos enchufables, Paraguay sorprendió al “cuadriplicar” sus ventas en comparación con el mismo período de 2024. Estos datos confirman un patrón regional: la adopción de tecnologías limpias no solo avanza, sino que se acelera.

Un entorno global complejo

El informe de OLADE contextualiza el avance regional frente al panorama global. Mientras China consolida su liderazgo, con 49 millones de vehículos eléctricos en circulación (el 47,9% de todas las ventas de automóviles nuevos en ese país durante 2024 fueron eléctricos), la Unión Europea y Estados Unidos enfrentan retrocesos.

En Europa, “las matriculaciones de vehículos totalmente eléctricos cayeron un 5,9% respecto a 2023”, debido a la eliminación de subsidios y barreras arancelarias. En EEUU, donde circulan 4,1 millones de vehículos eléctricos, las políticas del presidente Donald Trump, incluyendo la eliminación de subsidios y la congelación de fondos para infraestructura, están desacelerando el avance.

Este contraste global tiene efectos en la región. “La mayor parte de los autos eléctricos importados y comercializados son de origen chino”, advierte OLADE, lo cual posiciona a Sudamérica en el centro de una dinámica geopolítica y comercial cambiante.

¿Qué sigue para Sudamérica?

El informe concluye con una nota optimista: “la transición del sector transporte hacia la electromovilidad avanza a pasos agigantados y no tiene visos de detenerse pese a las brechas existentes”. El precio de los vehículos sigue siendo una barrera, al igual que la autonomía de los modelos y la falta de infraestructura, pero “estos aspectos vienen resolviéndose progresivamente”.

El camino no está exento de desafíos. La dependencia de importaciones, especialmente desde China, plantea preguntas estratégicas para los gobiernos sudamericanos: ¿se puede fomentar una industria regional de electromovilidad? ¿Cómo asegurar una transición energética justa e inclusiva? ¿Qué incentivos se necesitan para masificar el acceso a la movilidad eléctrica?

Por ahora, la tendencia es clara: Sudamérica se está subiendo al tren de la electromovilidad con decisión. Lo que hace una década parecía una promesa lejana, hoy se traduce en cifras concretas, políticas públicas activas y, sobre todo, una nueva cultura urbana y energética que avanza, kilovatio a kilovatio, hacia el futuro.

SourceLa Razón

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