Los 15 días de bloqueos en carreteras impulsados por sectores afines a Evo Morales dejaron una factura millonaria. Según el Viceministerio de Políticas de Industrialización, las pérdidas para el aparato productivo —tanto público como privado— superan los 250 millones de dólares, una cifra que golpea aún más a una economía ya presionada por la escasez de combustibles y la falta de divisas.
“Son más de 250 millones de dólares que hubieran generado más empleo y mejores utilidades para las empresas, ya sean públicas o privadas”, declaró el viceministro Luis Siles en un reporte oficial emitido este domingo.
El impacto se sintió con fuerza en sectores clave como la industria de alimentos, el turismo y las exportaciones. Muchas fábricas no lograron abastecerse de materias primas, lo que interrumpió su producción. En otros casos, los productos terminados quedaron atrapados en ruta.
“Lastimosamente muchas industrias perdieron camiones completos con productos terminados. Incluso los que estaban en vehículos frigoríficos no resistieron los 15 días de bloqueo”, lamentó Siles.
Parálisis productiva y clima político
Las protestas se iniciaron el 2 de junio y se concentraron específicamente en Cochabamba, con puntos de bloqueo que paralizaron rutas troncales. Las movilizaciones exigían la habilitación del exmandatario Evo Morales como candidato para las elecciones generales previstas para agosto, pese a que enfrenta impedimentos constitucionales, carece de personería jurídica y el plazo de inscripción ya venció.
El conflicto escaló hasta los enfrentamientos en Llallagua, Potosí, durante operativos de desbloqueo, tras los cuales el denominado “Pacto de Unidad” afín al evismo declaró el 15 de junio una “pausa humanitaria”, aunque amenazó con trasladar sus protestas a las ciudades si no se atienden sus demandas.
Daños colaterales
Empresarios privados han manifestado su preocupación por los efectos colaterales que van más allá de la pérdida monetaria inmediata. Varios productos destinados a la exportación quedaron retenidos en frontera, afectando contratos y compromisos internacionales. El sector turístico también se declaró en emergencia tras la cancelación masiva de reservas en regiones como el Salar de Uyuni y el eje troncal.
“La incertidumbre política y el uso del bloqueo como herramienta de presión están dañando la imagen de Bolivia como proveedor confiable y como destino turístico seguro”, advirtió recientemente un representante del sector exportador consultado por esta agencia.
La parálisis económica provocada por los bloqueos se suma a un escenario complicado: Bolivia enfrenta una crisis energética por la escasez de combustibles, dificultades para acceder a dólares y una caída en los niveles de inversión privada. La presión sobre los costos logísticos y las cadenas de suministro amenaza con encarecer productos básicos y desacelerar aún más la economía.