La construcción este año se estancó, los permisos de edificación disminuyeron en un 33% y se prevé que el Pib del sector crezca solo en 1,3% en medio de múltiples problemas como la falta de dólares y diésel, entre otros, informó el gerente de la Cámara Departamental de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz), Javier Arze.
“Existe una disminución general en el crecimiento del sector. El primer semestre del 2024 el PIB de la construcción bordeó el 3% de acuerdo al Ine. Sin embargo, continúa la tendencia a la desaceleración y ralentización con indicadores muy modestos. De acuerdo a la proyección de Cadecocruz y su Centro de Estudios Económicos y Desarrollo (CEED), el PIB de la construcción no superará el 1,3% al cierre de esta gestión 2024”, precisó.
Esto considerando que la situación económica y social que vive el país anticipa un escenario cada vez más difícil y complejo.
Arze sostuvo que existe un estancamiento en el crecimiento del sector, cuando se compara el mismo periodo con años anteriores. En el caso específico del consumo y venta de cemento, se registró una tasa de expansión de 2,76% en lo que va del 2024, mientras que la gestión 2023 llegó al 3,61%.
Los permisos de construcción que muestran la cantidad de obras por ejecutarse, han disminuido un 33% este año, en comparación con la gestión 2023, esto considerando tanto la cantidad de metros cuadrados aprobados, como el número de permisos. Este descenso es similar al del año 2020 que fue provocado por la pandemia.
En 2023 las autorizaciones de edificación llegaron a 2.905.015 metros cuadrados y a 3.578 unidades levantadas, mientras que este año la superficie bajó a 1.922.952 metros cuadrados y 3.578 construcciones, señala el reporte de Cadecocruz con base a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
De Acuerdo con Arze el año 2024 ha sido muy complejo y crítico para la industria de la construcción, que encara una diversidad de problemas, desde las deudas millonarias de entidades públicas con las empresas constructoras por concepto de planillas impagas, hasta la escasez de diésel y de divisas, además de la falta de inversión pública en obras de infraestructura, el incremento de precios de materiales, insumos, equipos y maquinaria.
En este escenario y por la falta de condiciones para trabajar con relativa normalidad, el sector de la construcción se declaró en estado de emergencia, adelantando que, de mantenerse esta situación, llegarían a la paralización de las obras y a rescindir contratos.
Estos factores están provocando la ralentización del sector, que está impactando en toda la economía, generando la pérdida de miles de fuentes de empleo y una estanflación.
El deterioro de la situación económica ha llevado a que en los últimos años la cantidad de empresas constructoras registradas sea cada vez menor. El 2024 fue el más bajo de los últimos 15 años, con un incremento de solo el 1,9%. Este es solo uno de los indicadores representativos de la crisis que afecta al sector y a la economía en general.
Añadió que la inversión de las entidades públicas no es suficiente para lograr dinamizar la economía, y específicamente el sector de la construcción.
Para Arze claramente la evolución de la inversión planificada en todos los niveles del Estado también está estancada, incluso no se llegan a cumplir la totalidad de los presupuestos asignados, y hay una disminución con relación a años anteriores. A esto se debe agregar que los últimos años, la ejecución presupuestaria promedio de la inversión pública bordea el 50%.
Impacto de la escasez de dólares y diésel
Según Arze la escasez de dólares tiene un alto impacto en los costos de la construcción, puesto que entre el 60% a 70% de los insumos en la construcción son importados, además de la propia dificultad de lograr las importaciones a tiempo.
También la falta de divisas está provocando costos por retrasos, por comisiones en las transacciones, por mencionar algunos problemas.
“Con el dólar paralelo que supera en un 60% al tipo de cambio oficial, los costos de construcción se incrementan entre un 35% a un 40%”, advirtió.
Asimismo, explicó que la falta de divisas ha provocado que varias obras presenten demoras en los plazos o lleguen a la rescisión de contratos (principalmente las que tienen inversión pública), ante la imposibilidad de trabajar con normalidad por la falta de diésel o porque económicamente se vuelven inviables.
El gerente de Cadecocruz observó que el desabastecimiento de combustible es otro factor que está causando graves perjuicios a todos los sectores de la actividad económica y la población, y que está impidiendo el movimiento de equipos y maquinarias en las obras y para la prestación de servicios.
La industria de la construcción no tiene las condiciones para trabajar con relativa normalidad y, de persistir esta situación, serán cada vez más las obras paralizadas y los contratos rescindidos.
A estos factores se suman las deudas acumuladas de las instituciones públicas contratantes, que llevan hasta un año sin cancelar las planillas de avance de obras, incluso de obras concluidas y entregadas.
Ajuste de plazos de contratos
Cadecocruz realizó intensas gestiones ante las autoridades del gobierno central para que la falta de combustible, se considere como causal para modificar los plazos de los contratos, de manera que no se apliquen sanciones o penalidades por incumplimiento.