Marcelo Montenegro, ministro de Economía y Finanzas Públicas, salió al cruce antes las declaraciones del expresidente Juan Evo Morales, que culpo a la actual Gobierno por la crisis económica.
Montenegro considera que Evo es el saboteador del modelo económico que construyó. Lo señala como el principal responsable de debilitar el proceso de cambio.
Las críticas apuntan a su falta de visión estratégica, su rol en el bloqueo legislativo y su impacto negativo en la economía nacional.
Morales acusó a la actual administración de destruir la economía, sin embargo, Montenegro hizo notar que cuando Evo dejó el poder tras el conflicto de 2019, las Reservas Internacionales Netas (RIN) apenas llegaban a $us 6.400 millones, una caída de casi $us 9.000 millones respecto a los $us 15.000 millones de 2015.
La supuesta herencia, a la que hace referencia Morales, de más de $us 10.000 millones es, según el ministro de la cartera Económica, falsa.
Montenegro remarcó que el modelo de redistribución social y crecimiento económico no fue obra de una sola persona, sino producto de un enfoque técnico liderado por el entonces ministro de Economía, Luis Arce. Aun así, Morales, en su última gestión, priorizó una agenda electoralista, haciendo concesiones a sectores empresariales y postergando decisiones estructurales, sostuvo el ministro de Economía.
Que detalló que uno de los puntos más críticos fue el sector hidrocarburífero. Pese a las alertas, Morales apostó por perfiles sin experiencia ni compromiso. Desde 2015, la inversión en exploración decayó y la reposición de reservas quedó estancada. La actual administración sostiene que recién ahora, tras retomar el esquema de inversiones abandonado, se comienza a revertir esa tendencia.
La caída de las reservas y la falta de sustitución de ingresos por minería u otros sectores reflejan esa carencia de planificación. Aunque Morales impulsó la nacionalización, nunca restituyó el rol histórico del Estado minero: bajo su gobierno, la participación estatal en la producción no superó el 7%, muy lejos del 40% que aportaba Comibol antes del neoliberalismo.
Montenegro precisó que la gestión actual inició con apenas $us 4.900 millones en reservas y en medio de una crisis postpandemia, un conflicto geopolítico internacional y restricciones de liquidez. A pesar del contexto, se impulsó una política de industrialización. Pero el mayor obstáculo, sostienen desde el Ejecutivo, no fue externo, sino interno: los bloqueos impulsados por Morales desde 2023 y la parálisis legislativa provocada por su bancada.
Una de las mayores tensiones se centró en la Ley de Fortalecimiento a las Reservas, fundamental para estabilizar la economía en 2024. Morales y su bloque la rechazaron, pese a la urgencia. Eso agravó la especulación cambiaria, la escasez de dólares y el desabastecimiento de combustible, criticó Montenegro.
Que recordó que Morales gozó de amplia gobernabilidad durante sus años en el poder. Hoy, sin embargo, bloquea sistemáticamente el acceso a créditos externos y recursos clave, en momentos en que el país más los necesita.
A eso se suman los efectos sociales de los bloqueos impulsados por su sector. Productores, transportistas y comerciantes fueron golpeados por los conflictos de 2023. “¿Qué les dice a ellos? ¿Que todo valía la pena por su ambición de retornar al poder?”, es la pregunta que se repite Montenegro.
Que en su pronunciamiento concluye que y acusa a Morales de repetir el sabotaje que en el pasado afectó a gobiernos como el de Hernán Siles. Y si bien la actual administración asegura que ha evitado una tragedia mayor, admite que el daño ya está hecho. El temor ahora es que el modelo que una vez redujo pobreza y desigualdad termine sepultado… por quienes lo construyeron.
Trapitos al sol
El economista, Gonzalo Chávez, considera que el pronunciamiento es un “lavado con espuma de alto octanaje en la lavandería del MAS donde Montenegro restregea públicamente los calzoncillos ideológicos a su exjefe Evo Morales. Con una enjabonada de cifras y realidad, le cantó unas cuantas verdades que ya habíamos advertido hace años varios analistas económicos, pero claro… en ese entonces nos tachaban de opinadores del pantano neoliberal, de esos que mienten más que boletín ministerial en campaña”.
Chávez sostuvo que lo más pintoresco es que ahora, con cara de recién despertados de una siesta planetaria, los protagonistas del “proceso de cambio” se sacuden las responsabilidades como si fueran pelusas incómodas: resulta que don Lucho Arce era apenas un humilde teacher de inglés en tiempos de Evo; Montenegro, por lo visto, residía en un resort fiscal en Marte; y el resto de los camaradas del cambio andaban paseando por la Luna de Paita, contemplando la revolución desde un telescopio galileano sin enfoque.
“Un verdadero acto de prestidigitación política: evaporar la memoria colectiva, reciclar culpas, y dejar la historia como una camisa blanca… pero con olor a cloro”, ironizó Chávez.