El mundo entra de lleno en la ‘Era de la Electricidad’, con un crecimiento de demanda sin precedentes

En su último World Energy Outlook 2025, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) advierte que los riesgos para la seguridad energética global se multiplican, afectando a un abanico sin precedentes de combustibles, tecnologías y cadenas de suministro. El organismo insta a los gobiernos a fortalecer la cooperación internacional y la diversificación de fuentes para hacer frente a un escenario caracterizado por tensiones geopolíticas, transiciones incompletas y una demanda energética en expansión.

Energía en el centro de las tensiones globales

Según el informe, la energía se ha convertido en un factor central de las tensiones geopolíticas y económicas. La IEA señala que los países afrontan amenazas inmediatas para la seguridad del suministro, al tiempo que se enfrentan a riesgos estructurales de largo plazo que afectan tanto a los combustibles fósiles como a las tecnologías limpias.

“Cuando observamos la historia reciente del mundo energético, no hay otro momento en el que las tensiones de seguridad hayan abarcado tantos combustibles y tecnologías al mismo tiempo”, declaró el director ejecutivo de la IEA, Fatih Birol. “Esto requiere el mismo espíritu y enfoque que cuando los gobiernos crearon la Agencia tras la crisis del petróleo de 1973”.

El mundo se adentra en la «Era de la Electricidad»

La edición 2025 del World Energy Outlook confirma un cambio estructural en el sistema energético global: la electricidad se consolida como el eje de la economía moderna. La demanda eléctrica crece mucho más rápido que el consumo energético total en todos los escenarios analizados, impulsada por la digitalización, la electrificación de usos finales y el auge de los servicios de inteligencia artificial.

Hoy la electricidad representa solo un 20% del consumo energético final, pero ya concentra la mitad de toda la inversión energética mundial, con un papel protagonista en sectores que abarcan más del 40 % del PIB global. Birol afirmó que el planeta ha entrado de lleno en la “Era de la Electricidad”, donde incluso las economías avanzadas registran incrementos de consumo debido al crecimiento de los centros de datos y las aplicaciones de IA.

En ese sentido, la IEA estima que la inversión en centros de datos alcanzará los 580.000 millones de dólares en 2025, superando por primera vez el gasto global en suministro de petróleo, que ronda los 540.000 millones.

Aunque la generación eléctrica avanza a buen ritmo —con un aumento del 70% desde 2015—, el informe advierte que las inversiones en redes eléctricas y sistemas de almacenamiento no crecen al mismo ritmo.
La agencia alerta de que esta brecha puede convertirse en un obstáculo clave para garantizar la seguridad del suministro en un sistema cada vez más electrificado y dependiente de energías renovables intermitentes.

Emergentes toman el relevo de China

El informe también identifica un cambio en la geografía de la demanda: India, el sudeste asiático, Oriente Medio, África y América Latina serán los principales motores del crecimiento energético en las próximas décadas, tomando el relevo de China.

Desde 2010, China ha concentrado la mitad del aumento global de la demanda de petróleo y gas, y el 60% del crecimiento de la demanda eléctrica. Ningún país individual replicará su ascenso, pero el dinamismo de las economías emergentes marcará el pulso de los mercados energéticos del futuro.

Por otro lado, la IEA advierte que la seguridad energética ya no depende solo del petróleo o el gas. Los minerales críticos —como el litio, el cobalto, el níquel o el cobre— se han convertido en un punto débil del sistema global. El informe revela que un solo país domina el refinado de 19 de los 20 minerales estratégicos más relevantes, con una participación media cercana al 70%.

Esta concentración, que se ha intensificado desde 2020, supone un riesgo directo para la transición energética, ya que estos materiales son esenciales para fabricar baterías, vehículos eléctricos, redes eléctricas, turbinas eólicas y hasta chips de inteligencia artificial.
La IEA advierte que revertir esta dependencia será un proceso lento y requerirá una acción política más decidida.

Renovables y nuclear, los grandes motores del cambio

Las energías renovables son las grandes ganadoras en todos los escenarios del informe, con la solar fotovoltaica a la cabeza. Para 2035, el 80% del crecimiento del consumo energético mundial se concentrará en regiones con alta radiación solar. La energía nuclear también vive un resurgimiento, con inversiones tanto en reactores tradicionales como en nuevas tecnologías modulares. La IEA prevé que la capacidad nuclear global aumente al menos un 30% en la próxima década.

Además, el informe señala que las reservas de petróleo y gas serán suficientes en el corto plazo, y que el equilibrio entre oferta y demanda ha contribuido a mantener los precios del crudo entre 60 y 65 dólares por barril. En el mercado del gas natural, la expansión del GNL marca un punto de inflexión: se espera un aumento del 50% en la capacidad de exportación mundial para 2030, con Estados Unidos y Catar liderando la expansión.

Aun así, la IEA advierte que este aparente alivio podría ser temporal: los mercados siguen expuestos a riesgos geopolíticos y a una posible recuperación acelerada de la demanda si las políticas de transición energética pierden impulso.

Pese al avance tecnológico y la expansión de las energías limpias, el mundo sigue lejos de lograr el acceso universal a la energía moderna.
Según la IEA, unos 730 millones de personas aún viven sin electricidad y casi 2.000 millones dependen de métodos de cocina contaminantes.

El informe propone un escenario específico para lograr la electrificación universal en 2035 y el acceso a cocina limpia en 2040, con el gas licuado de petróleo (GLP) desempeñando un papel central en la transición.

En materia climática, las conclusiones son preocupantes: todos los escenarios del World Energy Outlook 2025 superan el umbral de 1,5 °C de calentamiento global, incluso aquellos con rápidas reducciones de emisiones. La agencia advierte que, aunque todavía hay margen para evitar los peores impactos del cambio climático, será necesario intensificar los esfuerzos y acelerar las transformaciones estructurales.

La IEA advierte que el cambio climático ya está afectando al sistema energético. En 2023, más de 200 millones de hogares sufrieron interrupciones por fenómenos meteorológicos extremos, siendo las redes eléctricas el punto más vulnerable: el 85 % de los incidentes se debieron a daños en transmisión y distribución.

El informe llama a reforzar la resiliencia física y digital de las infraestructuras energéticas, que también enfrentan crecientes amenazas de ciberataques y sabotajes.

El World Energy Outlook 2025 concluye que la seguridad energética global atraviesa su momento más complejo en décadas.
Para la IEA, la respuesta debe combinar diversificación, cooperación y planificación estratégica, evitando que la competencia entre naciones obstaculice los objetivos de sostenibilidad y estabilidad.

“Con la seguridad energética al frente de las prioridades gubernamentales, las decisiones que se tomen ahora determinarán el equilibrio entre competitividad, asequibilidad y acción climática en las próximas décadas”, subrayó Birol.

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